domingo, 3 de mayo de 2015

El doctor Raquis o como el "enfant terrible" se convierte en un corderito.


Siempre he tenido mis cosas. Entre otras he sido siempre un chico muy rompedor, muy especial. Soy una persona que generalmente le es difícil el trato humano. No me suelo llevar bien con los otros porque soy una persona que tiene valores que son lo opuesto a lo políticamente correcto: muchas veces conservador, de sexualidad sádica, adicto al trabajo, con pocas expectativas en el futuro que no sean trabajar, a veces un poco infantil y despótico... 
Todas esas perlas hacen que cualquiera piense que mi destino dentro de la medicina es el Servicio de Radiodiagnóstico (Radiología para los profanos). No os sorprendería saber que Radiodiagnóstico es mi especialidad comodín por si acabo hasta las narices del género humano. Pero afortunadamente (o desgraciadamente para muchos, pues no es un secreto que mucha gente desea encerrarme en un cuarto contiguo a un TAC y verme informando hasta que cumpla los 67 años para que no le robe su plaza en no-sé-cual servicio en el que le van a tratar como al Zar de Rusia) yo, Raquis, el "enfant terrible", me convierto en un corderito cuando estoy cerca de mis pacientes. Correcto y educado. Dulce y atento. Un descubrimiento que hace que mi vida en la planta de Medicina Interna sea muy interesante. Me agoto más que en el quirófano (que es en un principio el destino al que me quiero dirigir), pero tengo más libertad para moverme, bajar a por un café a la entreplanta del hospital y comerme unas galletitas saladas de estas de Lu. Estos descubrimientos me hacen pensar que quizás es mejor para mí, en vez de una especialidad 100% quirúrgica como Traumatología o Cirugía General, quizás una especialidad médico-quirúrgica sea la solución (como Oftalmología o Dermatología). Todo ello sin despreciar a la madre de todas, la Medicina Interna y a una a la que le tengo especial cariño, Anestesiología y Reanimación. 

De momento mi experiencia en Medicina Interna no me decepciona. El otro día hice un examen. Vamos a ver que nos cuenta mañana el jefe del servicio, a ver que tal el jefe de servicio.