Estimado señor director:
Soy médico psiquiatra y llevo muchos años dando la asignatura de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad del Litoral. Por mi han pasado ya más de quince promociones de los estudios de Medicina y Cirugía pero poco a poco veo en sus caras emociones que creo que el médico jamás debiera transmitir con la mirada, que es el espejo del alma: Hipocresía, prepotencia, y deslealtad.
Sus ojos me dicen que ellos se han hecho médicos no para el servicio a la comunidad, sino para llenar sus bolsillos con ingentes cantidades de dinero que está tan vacío como su corazón, tener más queridas (o queridos) que los políticos y alcanzar de una vez la psique de los dioses. Eso, quizás, es lo menos importante (confieso que nunca fui un vocacional de mi ciencia hasta que encontré algo que me gustó). Quizás es más grave lo que oigo de muchos de mis estudiantes, sobre todo, de mis tutorandos de primero cuando ellos les dicen, cuando ven que han suspendido dos para septiembre: "Es que Zutano me ha dicho que no estudia", "Es que Menganita me dijo que se lo lee" (OJO: Se lo lee. Supongo que estará intentando inventar el aprendizaje por ósmosis). Y no solo esa historia propia de los pavos del gremio. ¡No, señor! También hay otras como: "Es que estudio una hora y duermo otra y así sucesivamente". ¡Por favor! ¡Si a todo ser humano si no está como mínimo una hora y cuarto de pie no está espabilado!
Es triste oir como compañeros míos me cuentan historias de sus alumnos en las cuales se repite la misma tónica que acaba con las mismas palabras: "Juan Mari, estos muchachos son tiburones y la Facultad el útero. Y se están matando entre ellos para salir con vida. Eso sí, no sé para qué, teniendo en cuenta que el exámen del MIR es el 90% de la nota". ¿Desde cuando un médico se ha pegado puñaladas traperas así de descaradas, sobre todo, en primero, donde la situación de todos ellos es de lo más vulnerable, con el fin de hacer descarrilar al otro?
No sé qué demonios ha podido pasar para que los jóvenes de Medicina, honra y prez de la ciencia, se hayan convertido en una ralea de víboras sin escrúpulos con la máxima capacidad de traicionar, de chulearse, de pavonearse, de tirar mierda a los demás cuando ellos tiran mierda contra su propio tejado. Luego nos preguntamos porqué tenemos médicos capaces de hacer locuras criminales y tantos colegas nuestros en el banquillo de los acusados. Y es que, de sentar uno a uno de mis alumnos de las últimas tres promociones en el banquillo de los acusados, temo que el juez lo declare culpable. ¿Qué es lo siguiente? ¿Necrofilia en la sala de disección? ¿Fotos en Instagram de "Mi primer muerto", siendo este su primer paciente que se muere ante sus narices? ¿Y estos estudiaron Bioética?
La respuesta no puede ser más dolorosa: Sí, en su curriculum había Bioética. Y eso no los ha hecho lo más importante de este mundo: buenas personas.
Suyo sinceramente,
Dr. Juan María de Michelena y O'Hara.
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