sábado, 19 de octubre de 2013
La primera clase con Lillian Lee Welsh en la Universidad.
Impresionados por su juventud y su orígen norteamericano, el joven doctor Lillian Lee Welsh subió a la tarima del aula magna de la Facultad de Medicina con sus libros de la mano. Ataviado con una bata blanca, Welsh miró con sus ojos amargos propios de Nueva Jersey. Dejó los libros de Bioética en la mesa y acto seguido, para sorpresa nuestra, los guardó en el cajón. En silencio, tal y como había entrado, se movió como si no pesaran sus pasos hacia el encerado y escribió dos cosas en letras mayúsculas:
"LILLIAN LEE WELSH, MD. BROWN, PROMOCIÓN DEL 98.
LECCIÓN CERO: SER PERSONAS".
Welsh se mesó el cabello castaño rizado, bajó la mano en la pizarra y miró al aula magna con ojos perplejos.
—Pónganse las batas, por favor—dijo en perfecto español, sin mirar al auditorio.
Obedecimos y acto seguido, nos pusimos las batas blancas. El aula se tiñó de blanco y Welsh hizo una mueca de satisfacción y empezó a hablar.
—A lo mejor hace mucho calor pero quiero que esta clase, aunque no vayamos a sala de disección, ni a un laboratorio de prácticas ni al hospital, lleven la bata blanca. Quiero que en esta primera lección aprendan algo que generalmente muchos dan por sabido, pero que en el fondo no es así, si no no habría escrito como primera lección ser personas. Presten mucha atención, ya que esto no solo mejorará su calidad como profesionales y les permitirá escoger si trabajan para la Seguridad Social o para la Mutualidad Agraria de Granjeros del Oeste de Arkansas, sino que además les hará mejores personas y les ayudarán a conseguir lo que quieren sin hacer daño a nadie. Esta clase es una clase 100% teórica, pero la práctica la deciden ustedes. Al fin y al cabo, tanto el bien como el mal son dos principios fundantes en la sociedad moderna, afectando tanto a la americana como a la portuguesa. Les ruego que no tomen nota y me escuchen con absoluta atención. Por favor, los de los portátiles, guardadlos. Esto que voy a contar es más interesante que el ver si las monas de la clase han subido las fotos de la última fiesta...
El aula magna hizo una pequeña carcajada y los que tenían el netbook o el portátil en la mesa lo guardaron con prontitud. Lillian Lee Welsh lanzó una mirada asegurándose de que no veía ningún portátil ni ningún cuaderno ni bolígrafon en la mesa. Sólo quería oídos y ojos para él. Ya nos habían avisado los veteranos que el doctor Welsh era un poco peculiar... Pero no creímos que tanto.
—Lo que van a aprender hoy es la lección que espero que todo el mundo, desde que se levanten hasta que se acuesten, y es a ser personas. Han escogido una profesión en la cual, además de llevar una bata blanca que les identifica como personas que la ejercen, se les suponen ciertas habilidades que no se aprenden ni en el tratado de cirugía del doctor Letamendi Irigoyena ni en el Langman de Embriología Humana. Ni si quiera en los manuales de ética profesional. Lo que les vengo a enseñar hoy, y para siempre, se llama ser PERSONA.
PERSONA. Eso escribió en la pizarra.
—Por persona no entiendo el significado latino de "trasunto", de "algo falso", sino todos y cada uno de ustedes y de los demás seres humanos. Ustedes tienen que mejorar sus habilidades sociales y emocionales, pues aquí vamos a sacarles el cinco pelado con el alma y a pulir esas manías tan propias de los que han entrado por la puerta grande y se han convertido en estudiantes de medicina.
MANÍAS.
— Por manías entiendo esas actitudes que son propias de aquellos que han vencido a la selectividad más injusta y de haber sobrevivido al peor sistema educativo del mundo, que es sin, duda, el español. Han sobrevivido, ahora pensarán "¡Yupi! ¡Estoy en Medicina! ¡Ahora irá todo rodado!" ¡NO!—ese no retumbó en todo el aula—. Nada se ha acabado en la selectividad. ¡AHORA ES CUANDO USTEDES VAN A CONOCER LO BUENO! Y eso se llama dar el callo aquí, día tras día, sufriendo noche tras noche, llorando cada vez que van al exámen y rezando a la Virgen Blanca para que algún día tengan en el Facebook esa foto con los padres después de haberse graduado. ¡Esto va a suponer el reto de sus vidas! No lo olviden. Pero volviendo al tema de las manías, es de destacar unas cuantas en los estudiantes de medicina.
HITLERISMO.
—Sí, hitlerismo. Se creen racialmente superiores, tocados por Dios. Elegidos como el pueblo dominante para sojuzgar a canis y chonis y al inútil sistema educativo. Y claro, Hitler era un tirano. Y como buen tirano, quería hacer una sociedad ordenada acorde a sus ideas y valores. ¡ESO ES MUY PELIGROSO! Y puede llevara a cabo cosas injustas.
Welsh hizo una flecha en MANÍAS. Encerró HITLERISMO en un óvalo y en letra cursiva escribió en minúsculas, en otro óvalo Apartheid.
—¡Sí, apartheid! Muchos de ustedes probablemente crean que todos van a ser maravillosos, geniales, amantes de las fiestas, amigos de la pachamama... Vamos, el acabóse. ¡No, señores! Aquí van a conocer gente de todo tipo. Medicina es conocer al ser humano, física, psíquica e intelectualmente. Y lo van a conocer. Yo por ejemplo, tenía un compañero que tenía una obsesión por los materiales de escritura brutal. O por ejemplo, yo tuve a una compañera que era modelo, y cuando sonreía a más de a uno le alegraba el día. Y claro, pretendientes a punta pala... O bien tuve a uno que era más chulo que ninguno. Pero hemos de convivir con esa fauna humana y ustedes van a hacerlo si de verdad quieren estudiar medicina. Si no quieren enfrentarse a mendigos afectivos que lo que necesitan es amor y comprehensión, niñas pijas que se creen afrikaneers en la Sudáfrica de los blancos y a gente con la psique de la mata de habas, más vale que se marchen a carreras como Farmacia (si después del shock postraumático siguen interesados en las ciencias de la salud), a Informática o a Filología Hispánica, en las que el contacto humano es mucho más reducido y a veces es inevitable pensar que se vive un poco mejor si uno ama el anonimato. Pero si a pesar de todo quieren continuar...
Abran su mente y su corazón
—Ser médico no implica ser un tulllido emocional. Ser médico implica comprensión, cariño, humanidad... Por favor, sean abiertos de mente y de corazón. Con esto acabamos, gracias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario