lunes, 30 de diciembre de 2013
La justa recompensa.
Eilish, Martha, Jean, Helena, Linda... Son los nombres de muchas de mis amigas. Quién iba a decir que alguien que no creía en la amistad entre hombre y mujer fuera el mejor amigo de muchas chicas. Quizás porque mi manera de acumular amigas es un poco atípica. Me hago el majo y el simpático y luego me lanzo a sus brazos, como suplicante, deseando que me acepten tal y como soy. Pero por suerte para mí, esta "ataque suicida" tiene generalmente un final feliz... ¿O no tan feliz?
Desde que se produce el choque de trenes, paso automáticamente a su categoría de amigos, un hecho que me parece maravilloso, de no ser que siempre albergo sentimientos hacia ellas. Ellas son para mí reinas y yo su más leal caballero andante. Pero esta situación es frustrante a veces, dado que de sobra saben que lo que necesito es afecto. ¿Para qué entonces no me dan cancha? Ah, sí, ya tienen algún novio que aparece cuando lo pido y me dice: "No te preocupes, Rex, ya lo hago yo". Y se las lleva a la cama. Lo peor de eso es que ese novio un poco mamón no se acuerda de cerrar la puerta y siempre que me imagino esas escenas creo que me muero. Aunque, ¿quién le preguntó si a Sir Rex le molestaba que sus amigas tuvieran su corazón en manos de otro, mejor o peor que yo? Ah, sí, son atractivas y pueden elegir. Pero Rex O'Connor no puede elegir. Tan solo puede dar gracias al señor de no tener que ponerle el preservativo al afortunado que sea su novio.
Se soporta como puede vivir en este valle de lágrimas. Pero no soy capaz de entender una relación en la que un hombre y una mujer sean iguales. Siempre mis relaciones son descompensadas. Espero algún día cobrar la justa recompensa... ¿O tal vez me quedaré con las ganas toda mi vida?
Tengo que empezar a replantearme relaciones más de igual a igual...
Pero eso tuvo que esperar en el momento en que Eilish se vino abajo.
—Snif... Snif...
Estaba llorando porque ese novio de cuento de hadas que la hacía sentirse algo así como Juliana de los Países Bajos la había mandado al carajo por estudiar Medicina y no poder dedicarle tiempo a él y a su "cabezona uniojo".
Intento de una forma cutre consolarla diciéndole los clásicos: "Eilish eres una chica excelente, guapa, dulce, inteligente. ¿Por qué lloras por un sinvergüenza que es incapaz de ver lo bueno que hay en tí? Que le vayan dando, ¿no te parece?"
Y entonces dice:
—¿Cómo demonios puede haber tantos chicos que no sean tan buenos y dulces como tú? Eres un encanto...
Y entonces respondo:
—Yo simplemente hago lo que puedo. Y si hubiera tantos chicos tan buenos y dulces como dices que soy yo, creo que la raza humana se habría extinguido haría ya mucho tiempo.
—¿De verdad?
—Eilish, en el mundo no hay solo una gama de bombones de chocolate negro, blanco, recubiertos de polvo de oro comestible, y rellenos de un centro cremoso. No. También hay bombones de cabrón, rellenos de cabrón, con cubierta de cabrón y virutitas de hijo de puta integral por encima. No todo pueden ser buenos porque directamente, no pueden ser buenos...
Unos días más tarde, Eilish me mandó un mensaje de voz: "Ven a mi casa. Estoy muy sola ". Mi garganta se secó y inmediatamente fui de cabeza la ducha. Me peiné, me vestí con unos vaqueros y un jersey y salí disparado hacia la farmacia. Pedí una caja de 12 preservativos y salí disparado hacia casa de ella. Llamé al timbre de ella e inmediatamente, ella me abrió... ¿Podía ser más bonita? Rotundamente, no.
La tumbé en la cama con suavidad y me tumbé a su lado, esperando que se abalanzara sobre mí. Mientras tanto, me hice el niño bueno y le pregunté:
—¿Qué tal con tu...?
—¡Ah, con "ESE"! Sin problemas, ya no volverá jamás por aquí. Así aprenderá que Eilish Langley no se anda con chiquitas. ¿Y tú, has salido con alguien alguna vez?
—Alguna vez y mal, Eilish—respondí.
En ese momento ella se me acerca y me abraza con la cintura. Eilish acercó sus labios y los posó sobre los míos.
—Ojalá puedas disfrutar de más "recompensas" esta.
—Hazme tuyo, idiota.
—¿Eh?
—Si tienes el valor para darme ese beso que ha curado heridas de años, me gustaría ver si tienes valor para...
Eilish era lista y captó el mensaje. Me callé porque había abierto su blusa, dejando ver su pecho. En ese momento me dijo:
—Desnúdame y hazme lo que quieras. Siempre me has querido más que muchos, incluso me has deseado y te lo has callado porque querías seguir a mi lado... Esta noche soy para tí, única y exclusivamente. No eres mío. Yo soy tuya. Es lo más justo.
Ni hay que decir lo que pasó. Una sucesión de gemidos, sorbetones, momentos de afecto y alaridos de placer por parte de ella, entre ellos el clásico y querido "préñame, préñame"... Gracioso, cuando hay un preservativo de por medio. Quizás por esto merece la pena ser amigo de muchas, porque algún día cobrarás... ¿O no?
domingo, 22 de diciembre de 2013
Romance satírico
Con especial cariño al doctor Doug Murphy, del Sacred Heart Hospital (Serie: SCRUBS)
¿No podías haber nacido más patas, verdad, Doug?
Romance satírico (por Francisco de Quevedo y Villegas)
Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo,
las grandezas y el valor.
Él es un médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio, y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
Dios perdone al que murió.
Y con ser todos mortales
los médicos, pienso yo
que son todos venïales
comparados al doctor.
Al caminante en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a peste,
de si le conoce, o no.
De médicos semejantes
hace el rey, nuestro señor,
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta,
escribe: "ante mí pasó".
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia de los verdugos
maldice al corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.
Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.
Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciélagos viven
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte,
que le viene a ser peor.
En que se ve tan famoso,
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.
No pide le deis más dote
de ver que matéis de amor,
que en matando de algún modo,
para en uno sois los dos.
Casaos con él, y jamás
de viuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al doctor.
¡ESTUDIAD MUCHO ESTA NAVIDADES PARA EVITAR QUE OS HAGAN ESTO! ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Otra vez... ¿O no?
Otra vez en la carretera. Dispuesto a llegar a casa de Helena, saludarla a ella, a su hermana Joyce, a su novio, Lyndon, alias "modelito de Burberry", a otros amigos. 40 millas separan mi casa de la de Helena y, en los 6 años que llevo llendo allí, todo se ha desarrollado exactamente igual. Me he puesto el mismo traje negro, soso, con una corbata negra de funeral, me he metido en mi destartalado Ford Escort y me he puesto de camino. Me paso tres cuartos de hora adelantando camiones que no cejarán en su empeño de bajar la velocidad para que los adelanten y que con cada adelantamiento tengo de copiloto a la señorita de la guadaña. Llego a casa. Helena, estás preciosa. Joyce, estás hecha toda una mujer, Lyndon, bonito traje, Tanner, ¿ya empiezas a tontear? Ten cuidado no te hagas daño. Jack, Rita, Vicky, Louie, Tim...
Cenamos lo mismo de todas las Navidades, como siempre. El mismo pescado, el mismo vino, la misma sidra para los postres... ¿Algo cambia, salvo la conversación, que, desde que Arthur es senador, se basa básicamente en lo que se cuece en el DC? Bueno, a lo mejor sobre los trabajos de cada uno. Lo peor de todo es que ni yo ni Joyce podemos hablar del nuestro. Es la pega de trabajar con muertos... Y no precisamente de viejos, sino con asesinatos, degollamientos, cadáveres con más plomo que una siderurgica... Es lo que tiene el ser forense.
Y ya llegado a postre. ¿Qué mejor que ver el espectáculo de Lyndon y Tanner bebiendo más que los vikingos, y ver como se duermen como gilipollas en el sofá, ante las risas de Helena y la pasividad de todos los demás. Quizás debiera llorar por la pobre Helena, pues siempre repite ella la frase: "Que mono es mi chico" cuando el pobre empieza a reírse. Quizás debiera recordarle que el día que acabamos el instituto, Helena bebió tanto que acabó bailando en una barra americana con la pobre Rita, a la cual arrastró (para pesar de ella) al más ardiente de los números lésbicos. Puedo decir que desde entonces no creo que lo mejor de este mundo sea ser crema hidratante, sino barra americana. Ni yo ni Rita se lo hemos dicho jamás. De hecho, es que nadie se lo dijo a Helena. Era una cosa que creo que puede afectar a la pobre Helena, que se enorgullece de ser una chica ejemplar en su trabajo, una mamma italiana en la cocina y una zorra en cama.
Tras dejar a Tanner y a Lyndon durmiendo, siempre nos entra la muermera, así que pensamos en irnos a dormir. Sin embargo, este año quiero hacer algo distinto al día siguiente, que es, por una vez, amanecer en mi cama, como si ese bucle interminable no se hubiera repetido hasta la saciedad. La situación es perfecta. Por primera vez, ha subido el volumen de la música y me voy a ir a la tranquilidad del hogar, huyendo de todo aquello. No he bebido alcohol porque no me apetecía, así que podré ponerme en marcha para la tranquilidad de mi hogar. No habrá tráfico y podré estar durmiendo en una hora en mi casita. No me despido de nadie. No quiero arruniarles la fiesta.
Pero alguien se dio cuenta de mis planes de fuga.
—Richard, ¿a dónde vas? Me pregunta una Joyce mientras me aproximo a mi coche.
—A casa, Joyce. Estoy cansado.
—¿No te apetece quedarte?
—No mucho, la verdad.
—¿Ni siquiera a hablar conmigo?
¿Cómo puede uno negarse a una chica con carita de ángel como Joyce? De ninguna forma. Subimos juntos a una habitación separada. Y allí empezamos a hablar. De lo que sufríamos a veces, del trabajo, de nuestras amistades. En ese momento, ella dijo:
—Richard, ¿alguna vez has...?
Con los puntos suspensivos se refiere a "estar con alguien".
—No, no he tenido nunca tiempo para...
Ni me dejó acabar la frase, porque noté los bucles negros de Joyce rozádome la cara y sus suaves labios acariciándo los míos. Cerré los ojos y la dejé acomodarse. Era más pequeña de lo que yo imaginaba. En cierto modo, era divertido. Nunca me imaginé que ese angelito albergara sentimientos por mí...
lunes, 16 de diciembre de 2013
CARTA ABIERTA A LA SOCIEDAD: Querida Sociedad...
Querida Sociedad:
Quisiera decirte en vísperas de estas fechas tan entrañables: Felicidades, lo has conseguido. Has conseguido amargarme la vida hasta extremos a los que no creí que podrías llegar. Creí que antes aparecería algún zorrón del tres al cuarto haciéndose la niña buena y casadera para hacer como el huracán Katrina: Llevarse la casa, los niños, el perro, el coche, la Visa Oro, el amor, el placer, la felicidad... Pero no, no y no. No tuvo que venir ninguna loba con piel de oveja, si no que tú misma me has hecho trizas. Estoy en un punto en el que ya estoy hasta las gónadas de tí. Y ahora te explico por qué.
Sabes de sobra que yo nací con muy poquita paciencia y la poca que me queda agoniza probablemente en alguna cama de hospital bajo cuidado paliativos. Y lo peor es que aún tienes el valor de exigirme más paciencia para ciertas cosas. Entre ellas, las mujeres. No quiero esperar más a que aparezca algún angelito, no quiero que ninguna se apiade de este pobre idiota. Quédate a todas y dáselas a otros capullos o a otros capitidisminuidos para que se den cuenta de que, por muy limitados o malvados que sean, valen algo y tienen cierto valor para alguien. Para mí no quiero nada, porque lo único que me ha dado buscar el amor es una inmensa infelicidad, un rencor que me mata día a día y el sacrificio de mi salud mental.
En cuanto a los compromisos sociales no relacionados con la vida profesional: Si sabes de sobra que me aburren, que me son un coñazo inmenso, que me ponen del hígado, que ponen a prueba mi cordura... ¿Por qué insistes decirle a mi conciencia "Ve, será divertido" o "No tiene por qué pasarte nada malo"? ¡Deja a esa conciencia ser fiel a lo que desea, que es alejarse completamente de todo esa sarta de patrañas y de propósitos oscuros y deleznables y deja que yo desaparezca de forma completa de este mundo de engaños y de mentiras en el que dudo mucho que alguien en su sano juicio pueda ser feliz! Así que nada de fiestas, ni de sentirse obligado a nada y máximas facilidades para desaparecer del mundo.
Y respecto a lo de tener que cambiar: No tengo mucho interés en hacer cambios a largo plazo. Cada vez que me dicen de cambiar, me sale un sarpullido. No creo que pueda hacerlo, al igual que creo que el amor no es para mí, ni el cambio, ni la vida social universitaria. Si no vas a darme nada a cambio de todo este inmenso malestar que me mata cada día (que no lo vas a hacer) por favor, déjame solo. Con mi rencor, con mis desamores, con mi dolor, con mi afectividad cero, con todo lo que implique. Pero no me des más la vara, porque te vas a llevar al amor de mi vida (que no lo conoceré jamás), mi capacidad de socializar más allá del mínimo "buenos días" y de lo mínimamente aceptable y mi capacidad de cambio.
Admito que no soy perfecto. Puede que quizás pudiera hacer algo con eso. Pero hoy creo que ya es demasiado tarde. No debo vivir más tan cerca de cosas que me van a afectar emocionalmente. Ponme en un ambiente aséptico, en el que no tenga cabida ningún buen ni mal sentimiento. Simplemente, hazme insensible, Sociedad, hazme alguien capaz de contemplar como se prolonga esta agonía de forma estoica, alguien capaz de mirar hacia otro lado cuando conozca al amor de mi vida. Por lo menos, haz que esto no me duela. Pero creo que me vas a hacer daño igualmente. Así que...
Espero que te siente bien, Sociedad, todo esto que te he dado en otra macabra ceremonia sacrifical y espero que con esto se aplaque tu ira. También espero que tu negocio de "compro silencio, incultura, no-cuestionamiento y memez extrema a cambio de vida plácida" vaya viento en popa por los siglos de los siglos. Pero NO VAS A JUGAR MÁS CONMIGO COMO SI FUERAS UN JODIDO "YUPPIE" DE WALL STREET. Porque ya me tienes muy quemado. Espero que no les hagas la puñeta a mayores a los que me rodean, porque ellos no tienen culpa de nada y que les des la vida feliz, agradable y cómoda que a mí me niegas.
Tuyo sinceramente,
Juan Mari Michelena
Ciudad de Michelena, 16 de diciembre de 2013
Quisiera decirte en vísperas de estas fechas tan entrañables: Felicidades, lo has conseguido. Has conseguido amargarme la vida hasta extremos a los que no creí que podrías llegar. Creí que antes aparecería algún zorrón del tres al cuarto haciéndose la niña buena y casadera para hacer como el huracán Katrina: Llevarse la casa, los niños, el perro, el coche, la Visa Oro, el amor, el placer, la felicidad... Pero no, no y no. No tuvo que venir ninguna loba con piel de oveja, si no que tú misma me has hecho trizas. Estoy en un punto en el que ya estoy hasta las gónadas de tí. Y ahora te explico por qué.
Sabes de sobra que yo nací con muy poquita paciencia y la poca que me queda agoniza probablemente en alguna cama de hospital bajo cuidado paliativos. Y lo peor es que aún tienes el valor de exigirme más paciencia para ciertas cosas. Entre ellas, las mujeres. No quiero esperar más a que aparezca algún angelito, no quiero que ninguna se apiade de este pobre idiota. Quédate a todas y dáselas a otros capullos o a otros capitidisminuidos para que se den cuenta de que, por muy limitados o malvados que sean, valen algo y tienen cierto valor para alguien. Para mí no quiero nada, porque lo único que me ha dado buscar el amor es una inmensa infelicidad, un rencor que me mata día a día y el sacrificio de mi salud mental.
En cuanto a los compromisos sociales no relacionados con la vida profesional: Si sabes de sobra que me aburren, que me son un coñazo inmenso, que me ponen del hígado, que ponen a prueba mi cordura... ¿Por qué insistes decirle a mi conciencia "Ve, será divertido" o "No tiene por qué pasarte nada malo"? ¡Deja a esa conciencia ser fiel a lo que desea, que es alejarse completamente de todo esa sarta de patrañas y de propósitos oscuros y deleznables y deja que yo desaparezca de forma completa de este mundo de engaños y de mentiras en el que dudo mucho que alguien en su sano juicio pueda ser feliz! Así que nada de fiestas, ni de sentirse obligado a nada y máximas facilidades para desaparecer del mundo.
Y respecto a lo de tener que cambiar: No tengo mucho interés en hacer cambios a largo plazo. Cada vez que me dicen de cambiar, me sale un sarpullido. No creo que pueda hacerlo, al igual que creo que el amor no es para mí, ni el cambio, ni la vida social universitaria. Si no vas a darme nada a cambio de todo este inmenso malestar que me mata cada día (que no lo vas a hacer) por favor, déjame solo. Con mi rencor, con mis desamores, con mi dolor, con mi afectividad cero, con todo lo que implique. Pero no me des más la vara, porque te vas a llevar al amor de mi vida (que no lo conoceré jamás), mi capacidad de socializar más allá del mínimo "buenos días" y de lo mínimamente aceptable y mi capacidad de cambio.
Admito que no soy perfecto. Puede que quizás pudiera hacer algo con eso. Pero hoy creo que ya es demasiado tarde. No debo vivir más tan cerca de cosas que me van a afectar emocionalmente. Ponme en un ambiente aséptico, en el que no tenga cabida ningún buen ni mal sentimiento. Simplemente, hazme insensible, Sociedad, hazme alguien capaz de contemplar como se prolonga esta agonía de forma estoica, alguien capaz de mirar hacia otro lado cuando conozca al amor de mi vida. Por lo menos, haz que esto no me duela. Pero creo que me vas a hacer daño igualmente. Así que...
Espero que te siente bien, Sociedad, todo esto que te he dado en otra macabra ceremonia sacrifical y espero que con esto se aplaque tu ira. También espero que tu negocio de "compro silencio, incultura, no-cuestionamiento y memez extrema a cambio de vida plácida" vaya viento en popa por los siglos de los siglos. Pero NO VAS A JUGAR MÁS CONMIGO COMO SI FUERAS UN JODIDO "YUPPIE" DE WALL STREET. Porque ya me tienes muy quemado. Espero que no les hagas la puñeta a mayores a los que me rodean, porque ellos no tienen culpa de nada y que les des la vida feliz, agradable y cómoda que a mí me niegas.
Tuyo sinceramente,
Juan Mari Michelena
Ciudad de Michelena, 16 de diciembre de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)