Con especial cariño a The Composer of Darkness
El llamativo título de la entrada es el tiempo que llevo estudiando Medicina. Cuando empecé el curso, nunca pensé que ni estudiaría tanto, ni que duraría tanto ni que cambiaría tanto. Las experiencias vitales que he vivido en esta facultad han sido probablemente las más intensas de mi vida. Nunca olvidaré bajo ningún concepto estos primeros seis meses de carrera.
El 12 de septiembre de 2012 empezó el primer cuatrimestre. Anatomía I, Biología, Bioquímica I, Fundamentos de Investigación e Historia de la Medicina fueron las asignaturas que debía superar en ese momento. La primera clase de Anatomía fue para mí lo más parecido a oír chino que he visto en mi vida. No me enteré de nada. No hablemos de la segunda, relacionada con la Embriología base que todo estudiante de 1º debe manejar. Como dijo cierta magistrada: "Era evidente que la sala no ha entendido ni papa". Me veía pencando alguna y yendo a Julio. Pero eso no era lo peor. Los pobres rezagados que se habían quedado por el camino y a los que fui conociendo no me daban ninguna seguridad sobre mi permanencia en la carrera.
Para colmo de mis males, soy una persona que los cambios los llevo mal. Mi llegada a Medicina implicó conocer gente nueva. No me importó hablar un poco, pero creo que me excedí un poco. Entonces aparecieron nombres como por arte de magia: Enrique, Juanpa, Julio, Almudena, Dámaris, Juanjo, Inma, Alberto, Maribel, Vicente, Matilde... Un montón de personas que no conocía de nada entraron en mi vida de golpe. Y, la tendencia fue que, por cada chica que conocía, conocía a una muchacha idílica, con el cerebro de un Mac y con el físico de una modelo. Lógico que me acabara enamorando, conociéndome lo verde que andaba y las ganas que tenía de encuentro amoroso. El niñato volante del pañal y la venda en el ojo no se hizo esperar y una muchacha llamada Nuria fue la primera elegida por mis ojos... Cuando su único cometido fue hacerme el amable favor de comprarme unos apuntes en una copistería que me pillaba lejos de casa.
La escalada fue en aumento y ante la presión que me provocaba todo, me declaré a Nuria. El rechazo fue mayúsculo, pero al menos no fue tan mal como las otras veces que me he declarado a una chica. Ahora esta muchacha y yo nos llevamos bien y no hay ningún tipo de fricción.
Lo sentimental fallaba, lo académico parecía que se iba a pique... Me encerré mucho tiempo en mi casa y salí un par de veces con los de mi facultad. Entonces llegaron los primeros parciales: Contra todo pronóstico, aprobé las cinco. No me lo creía. Sólo suspendí un exámen que no era excesivamente vinculante que era el práctico de Anatomía. Mientras otros se la pegaban, yo me salvaba. Medicina no era invencible. Eso me dio confianza para intentar integrarme, salir con la gente de mi facultad, y, como no, a intentar conseguir el cariño de alguien.
Conocí a una chica llamada Ana. Creo sinceramente que es la mujer más guapa que me he echado a la cara. La descripción la dejo a vuestra imaginación, porque tampoco es cuestión que se me identifique en demasía. Solo recalco en la siguiente frase: Es el verbo en carne viva.
Ana tenía novio, y yo lo sabía, pero me dije a mi mismo, otra vez engañado por el cegato volante: "Dile lo guapa que es. No creo que un piropo la ofenda". Bacarrá. Se ofendió y no me habló otra vez hasta que acabó el cuatrimestre. Ahora tengo una buena relación de cortesía con ella.
La segunda mitad del cuatrimestre pasó como quien no quiso la cosa: Estudié, salí con la gente... Pero confieso que no me gustaba mucho el plan de dichas salidas: El faranduleo, la disco, el salir por cojones, los peregrinajes al Disco-Pub de moda como si fueran al santuario de Czestochowa no me gustaba nada. Me sentía totalmente alienado: Yo, antes de empezar la carrera, era un friki. Ahora, había perdido mis aficiones gradualmente. Había cedido al ambiente. Me negaba a compartir mis aficiones. Si no oculté mis ideas, oculté mi gusto por el "Final Fantasy", la cultura japonesa... Pero bueno... Supuse que nada podía ser para siempre e hice nuevos amigos en esa tesitura.
Llegaron los segundos parciales y los finales y mejoré las notas con respecto a los primeros (salvo el examen de Bioquímica, que suspendí, pero que me dio la media), acabando el cuatrimestre de forma ejemplar con notables en Anatomía, Fundamentos y Biología, un aprobado (Bioquímica) y un Sobresaliente (Historia). Había vencido. Era hora de volver a la cuestión social y resolverla.
Ante el poco exito que tenía entre mis compañeras, decidí tentar a la suerte con una chica llamada Silvia, de segundo de carrera. Tras el batacazo de Ana (Bautizado por mí el "Huracán Anita"), busqué el extremo opuesto en personalidad. Silvia era dulce y apocada, pero muy bonita. Lo suficiente como para atraerme con sus magnéticos ojos azules. Confieso haber sido un poco hijo de la gran puta esta vez, porque me aproveché de un ataque de debilidad suyo para forzar una cita con ella. Me rechazó de pleno y por otros avatares que dejo a la imaginación, ella se enemistó estúpidamente conmigo y no me ha vuelto a hablar. Si quiere hacer las paces, estoy abierto a la reconciliación.
Lo peor del "Incidente Silvia" es que en el transcurso de él, yo y un viejo amigo mío, estudiante de segundo, reñimos y se enfadó mucho. Estuvo varios días sin hablarme hasta que al final me volvio a hablar y le conté mi versión de la historia.
Este amigo mío me introdujo en el ambiente médico y le estaba muy agradecido por todo el apoyo que me había dado para entrar. En el tiempo que éste estuvo sin hablarme, me dediqué básicamente a estudiar y a no relacionarme con nadie. Creo que fue ese momento en el que decidí y opté por hacerme un poco hombre y cargar con las consecuencias de mis actos y estupideces de niño: Acababa de agotar mis cartuchos sentimentales ("Silvia" me llegó muy hondo y "Anita" me había dejado bastante acongojado). Por si fuera poco, no tenía amigos allí. Entre pitos y flautas, me refugié en otras personas que fui conociendo en mi estancia allí, como "el clan de las Toledanas", Vasile, Vicente, etc. Me juré también a mí mismo no volver a enamorarme.
Y hoy, 24 de marzo de 2013, a las 3,26 horas, sigo escribiendo esta entrada. El lunes tengo los primeros parciales del segundo cuatrimestre, siendo las asignaturas de Fisiología e Histología las primeras que me reclaman para evaluarme, que espero que se me den bien, más que nada por las horas que les he dedicado a ambas. Llevo sin salir con la gente de mi facultad desde que empezó el cuatrimestre. Tengo que volver a recuperar con ellos la diplomacia, más que nada para que no me echen de la clase (risas).
Las consecuencias de ir allí siendo un poco membrillo, sin madurar y demás cosas se notaron mucho: Ahora voy mejor, pero vi como mi pasado como otaku se alejaba. Vi como mis horas de estudio se multiplicaban y mi cabeza también conocía conexiones neuronales que no creía tener. Ví con mis propios ojos a las mujeres más bellas que he visto nunca y ví como entre mis manos se escapaban como el aire... Y todos esos momentos no se han perdido con el tiempo como cada segundo que pasa, sino que siguen allí. Mi pasado de no encajar sigue allí. Mi carácter sigue allí. Mis aficiones, mis deseos carnales, todo sigue aquí. Y la independencia fue una opción válida, y el amor fue erradicado de mi pecho y Cupido condenado a morir en en la horca... Acababa de empezar la Revolución de las Orquídeas. Y el objetivo es la Reafirmación de mi soberanía, de mi libertad, de mis señas de identidad, que creí perdidas cuando entré aquí.
¿Quieres ser soberano? ¡Claro que sí, como el Quebec! (Algún día haré mi consulta soberanista XD, a ver si la gano)
En este periodo de tiempo he hecho:
- 3 intentonas de amoríos.
- Un número de 12 exámenes test.
- Más de 1000 páginas en mi cabeza.
- Más de 50 personas conocidas.
- Un Proceso Soberanista En Curso.
- Desear ser médico de corazón.
- Powerpoints a mansalva.
- Teoría política y psicológica de andar por ambulatorio y de andar por casa.
- Conocerme mejor a mí mismo.
- Ser más realista.
Pues sin nada más que añadir, me despido de vosotros. No ha sido facil, pero tampoco horrible mi estancia aquí. Un abrazo y os veo más adelante. Hasta luego y sed felices.
Seguid la Revolución de las Orquídeas en Twitter: @MikisMedCat
Y en eso he ayudado (por lo que leo sobre mi persona) muchito, cosa que me alegra. Felicidades . . .
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