jueves, 4 de septiembre de 2014

Virtudes públicas, vicios privados VS Virtudes privadas, vicios públicos.




Nuestros padres nos han enseñado a hablar, y el mundo a callar. 
Proverbio checo

Que ahí fuera hay una crisis moral paralela a la económica no hay ni que decirlo. Abuso de los recursos del Estado, analfabetismo funcional (eterno amigo del politico de "la casta", eterno lastre para la ciudadanía), modas frívolas cada vez más arraigadas y seguidas por la gente sin cuestionarse a dónde les lleva Internet o el Vanity Fair (cuyo culmen ha sido alcanzado por el llamado "ice bucket challenge"),  preocupaciones chorras que podrían plasmarse con el meme "First World Problems"...  Contra todo pronóstico, en lugar de hacer entre todos una sociedad mejor, creamos una sociedad que, si bien no es tan hipócrita como antes, es mucho más despótica con la gente que no cumple sus estándares, basados en una imitación mala, cutre y tardía del llamado American Way Of Life.

Creo que sería interesante que leáis lo que puse en mi entrada La patológica libertad del "Occie" para entender parte de la linea de pensamiento que desarrollo (aunque no es necesario). Antes la sociedad se regía por aquella conocida frase "virtudes públicas, vicios privados". En la Europa democrática y supuestamente "progre" de los setenta, si bien por la mañana se manifestaban contra el régimen del general Franco, por la tarde se ponían en comités a dar los llamados "visados de censura" a las películas, tal y como hace la Congregación para la Doctrina de la Fe (otrora Santo Oficio) para citar el índice de Obras de Arte prohibidas. Sociedad hipócrita, con valores en decadencia y con ideas nuevas en movimiento e incluso en acción. La gente se reunía a hablar, a debatir, a sacar enfrentamientos entre qué es vicio y qué es virtud. ¿Los pobres eran pobres por elección o por desgracia? ¿Es moralmente aceptable que una chica llegara "estrenada" al matrimonio? ¿Está bien ser ateo? ¿Era el marxismo el demonio? ¿El tabaco era perjudicial para la salud? ¿Si se curaba uno, era por que el Eterno quería o porque el médico acertó de pleno?

Todo eso era discutido en aquella época en que se podía fumar en el plató de Televisión Española en encarnizadas trifulcas dialécticas con dos protagonistas: En un lado, señores de traje de chaqueta acompañados de sus bellas, distinguidas y remilgadas señoras, también en traje de chaqueta (con falda eso sí) y con crucifijo de plata al cuello, más sumisas que O tras pasar por el castillo de Roissy y que de abrir la boca, repetían alguna frase que habían oído del púlpito el domingo. Debatían contra parejas jóvenes "en pecado", vestidos a la moda y enamorados de la moda juvenil, con tejanos, camisas bonitas y trencas los chicos; y chicas con blusas ceñiditas y pantalones vaqueros pitillo. Y terminaron imponiendo su visión del mundo contraria a la sociedad hipócrita en la que crecieron. Esos tertulianos que hoy serían unos seres muy normales, eran nuestros padres. 

Hasta bien entrados los ochenta, ambas visiones se enfrentaron. Pero poco a poco, la contestación de una generación se iba apagando: nuevos tiempos, nueva tecnología, nuevos modos de ver la vida, viejos vicios que ahora no eran tan depravados y que incluso gozaban de aprobación social... Una nueva sociedad hipócrita se empieza a engendrar. La visión de la postguerra mundial tenía, tardíamente, su victoria. Ya no se miraba las ideas, la visión del mundo, los proyectos de futuro. Se miraba el vestir, el coche, las ruedas que le ponías, dónde y qué comprabas. Los pubs de música tranquila y de charlas larguísimas para arreglar el mundo cerraban, dando paso a discotecas, salas de fiestas... Lugares que no son precisamente para hablar, sino para presumir y aparentar lo que uno quizás no es. Aquellos señores trajeados tuvieron su victoria, aunque ahora llevara permanente, tacones de aguja y fuera pintada como una puerta, en lugar de ser bella, pero sobria, casta y virginal o repeinada con la raya en medio con jersey de pico, pantalones de tergal y zapatos de "chúpame la punta".

La actual sociedad hipócrita (menos que su sociedad matriz, pero también muy hipócrita a su modo) es una sociedad que, si bien su matriz vilipendió la dictadura del proletariado y ridiculizó la influencia americana, aprendió rápido las mañas del Pacto de Varsovia y del llamado Mundo Libre. Es una sociedad programada para destruir cualquier reducto de aquella a la que en los setenta y ochenta se enfrentó. Resurgida de sus cenizas, es una sociedad que invade con marketing, consumismo feroz, propaganda sociopolíticocomercial, personajes maniqueos que parecen fabricados en una cadena de montaje... Critica la hipocresía cuando en su genoma tiene la hipocresía insertada. Tiene el control mental de la población, tal y como lo tiene la sociedad americana y lo tuvo la sociedad soviética. Eso sí, predica la máxima libertad. Como decía Lenin: Libertad sí, pero ¿para quién? ¿Y para hacer qué? ¿Para el que vive sin pensar en el mañana? ¿Para el que piensa que toda su vida va a tener dieciocho? ¿Para ir de farra y no hacerte preguntas? ¿Para ahogar en alcohol tu alma? ¿Para ganar el mundo y perder el alma? ¿Para hacerle sentir a otro acomplejado porque no tiene tantos músculos como tú? ¿Para someter a los que no piensan como tú? ¿Para convertir los institutos en copias burdas de los americanos? 

Desgraciadamente, a eso a quedado reducida la libertad: a seguir los mandatos de la dictadura del qué dirán. Al igual que en las naciones del Pacto de Varsovia y la América con el Comité de Actividades Antiamericanas. Y esa sociedad enferma tiene consecuencias. ¡Curioso ver que una sociedad que cree que ninguno de sus actos tiene consecuencias cause tantos problemas a su alrededor y, en particular, en su seno! Y luego, se regodea subiendo a la red vídeos con testimonios sobre víctimas de bullying o sobrevivientes de intentos de suicidios, cartas de despedida de suicidas que no se sabe si lo lograron, gifs animados de películas amorosas cutres... Y luego son ellos mismos los que han hecho bullying, han practicado formas de discriminación feroces y muchas veces injustificadas, basándose en los mismos (pero con otro nombre) criterios de la sociedad matriz. Y luego... ¡Defensores de los débiles y desvalidos de la existencia! ¡Que no me defiendan, por los clavos de Cristo!

Estamos asistiendo a la sociedad más enferma mentalmente (que no físicamente) que se recuerda. Esa gente es muchas veces víctima de esta sociedad enferma, ansiosa por aparentar en las redes sociales una felicidad que probablemente sea más falsa que un euro de plastilina. 

Decidme, ¿es verdadera? 

En algunos, sí, porque forman parte del genoma de la matriz. Pero en otros, sus miradas revelan desdicha. Desgracia. Pena. Desean ser libres. Libre para poder hacer lo que en sus corazones desean. Libres para poder decir al cielo que desean de corazón ser amas de casa sin que las llamen beatas del Opus por no ser de ejecutivas agresivas. Libres para poder tener éxito en la vida sin pisar una discoteca. Libres para creer que hay otra cosa en la vida que no es el aparentar, el dinero, o los coches de gran cilindrada. Libres para creer que hay valores, que hay amor, que hay esperanza, que hay pasión, que hay una sociedad en la que no hay caretas ni dobleces.

Ahora, para finalizar esta entrada, quiero que penséis en unas cosas:

Si llevas flores en la cabeza como las modelos rusas, demuestra que también llevas flores en tu interior hablando como los ángeles.

Si te educan para ser un príncipe, recuerda que debes ser ejemplar. Algún día, llevarás un cetro y una corona. Y lo mismo si eres reina

Sigues la moda. No es pecado ni problema. Pero atrévete a crear tu propia moda. ¡Sé original!

Haz que la bondad y el respeto sean trending topic en tu entorno.

Ayuda a quién se sienta perdido a encontrar su camino. Pon tu cultura, tu conocimiento, tu afecto, por muy escasos que sean, al servicio de las personas que para ti valgan la pena.

Nada de "si fuera más guapa y un poco más lista". Todos somos hijos del Señor y todos tenemos luces y sombras. Y tú, en tu pequeña grandeza, eres perfecta y para alguien serás perfecta.

Una cara bonita adornada con un carácter infumable convierten a la mujer más bella en una del montón.

Hay vida más allá de tu último ex. No te acomplejes.

Si quieres hacer cosas de adulto, compórtate como tal.

No reces para cambiar el mundo. Reza para que el mundo no te cambie a ti.

Muchas gracias y buenas noches.





martes, 2 de septiembre de 2014

TRIBUNA: Nuevo año, nuevas mañas, por favor - Manifiesto para un curso ejemplar, la dignidad de las personas y el respeto a nosotros mismos.


Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta uruguayo.

La Facultad de Medicina de Albacete se dan cita durante nueve meses al año, cuatro semanas al mes, cinco días a la semana, las mejores cabezas de este país. Una demostración del poderío académico (que no intelectual) de esa gente es que pueden permitirse el lujo de desperdiciar el bien más escaso del estudiante de medicina: el tiempo. Unos lo pierden yendo a fiestas de las que salen con los pies por delante en una camilla del SESCAM, debido a su alto nivel de alcohol en sangre. Otros dedican buena parte de sus horas muertas intentando cambiar un mundo hostil el cual, por desgracia y a pesar de los buenos esfuerzos de mucha buena gente llena de buena voluntad, no tiene viso alguno de cambiar. Y luego están los que se permiten  tirar el siempre (al menos para mí) escaso tiempo para estudiar por el desagüe haciendo mobbing a los compañeros (supongo que en su desconocimiento de lo ferozmente penado que está el acoso laboral). 

Y alguno dirá, reproduciendo aquella frase del protagonista de un anuncio de una conocida firma de automóviles japonesa "¿Y Franco que opina de esto?"... ¿Y Delegación que opina de todo esto?

Esa es muy buena pregunta, las cosas como son.

El cambio de delegados de este año pasado en la Facultad desde primero a segundo ha traído una serie de actitudes que me parecen infames, indignas e impropias de los profesionales de la salud y, sobre todo, de aquellos que trabajamos al servicio de los otros en instalaciones del Sistema Nacional de Salud. Todas estas actitudes se resumen en un menosprecio a la dignidad de las personas por parte de ciertos elementos que formaron parte de la Delegación de la XIV Promoción (subrayo ciertos para que se vea claramente que no son todosmás preocupados de su imagen de -por así llamarlo- "animadores socioculturales" y de personas "populares" que de sus deberes como líderes políticos del estudiantado y amenazas de estos a personas que solicitaban hacer ejercicio de sus inalienables derechos como individuos. 

Por tanto, ¿y Delegación que dice de esto? Delegación dice la nada con sifón (eso sí, con mucho sifón). No opina ni de cómo hacemos uso de nuestro tiempo libre (¡para eso sí hay (y ha de haber) manga ancha mientras no se dañe a los demás!) ni sobre la imagen lamentable de algunos cargos electos que hubo en su seno el pasado curso académico. Quizás porque en parte la institución se ha contaminado de las mañas de cierta casta de señoritingos que creen que son la leche y que creen que nadie les juzgará por sus actos, sino por sus actos "guays" propios del instituto (que luego no hacen tanta gracia) y sus caras bonitas (cosa a la que sí están más acostumbrados).

No me quejo por haber sido víctima del siniestro sistema de elección de grupo impuesto casi a punta de rifle de asalto por parte de ciertos elementos de alto rango de Delegación  de la XIV Promoción, en un abuso de poder y haciendo una interpretación antidemocrática e interesada de lo que salió en las urnas electrónicas el día del referendum (el mejor invento de Delegación en los quince años de vida de la Facultad)

No me quejo de que en el sorteo en el que quedó reducido mi derecho a decidir (aceptado como mal menor y, principalmente, para que al pobre subdelegado de curso de segundo de la XIV Promoción D.G.A. no se lo comieran vivo y el pobre pudiera vivir en paz y felicidad) me haya tocado el mismo grupo en el que llevo los últimos dos años (entre otras cosas, porque ninguno de los perpetradores de este acto de robo de la democracia es de mi grupo de siempre. Y lo que es más, el actual grupo B (antes grupo 1) y yo hemos hecho las paces, celebramos nuestra reconciliación y ahora no los cambiaría por nada en el mundo). 

Me quejo de que ciertas personas hayan presionado a un miembro de alta gradación de Delegación para negar el derecho a la libre elección. Me quejo de que hayan amenazado a compañeros para que no fueran a determinados grupos con hacerles el vacío y darles de lado, cuando ellos no habían hecho nada malo a nadie desde que entraron por la puerta de la Facultad por primera vez en primero. Y de lo que más me quejo es que haya tenido que ir hoy, a primera hora de la mañana y en ayunas (¡ojo al dato!), a hacer valer los derechos fundamentales de compañeros y evitarles así un ostracismo injusto, vil y deleznable. Y volvería a ir allí a primera hora de la mañana y en ayunas, recién levantado, a defender sus derechos una y todas las veces que haga falta. 

Va a empezar un nuevo curso académico. Este curso es un signo evidente de madurez: vamos a ir al hospital, vamos a estar con enfermos de verdad, vamos a aprender Medicina con eme mayúscula, vamos a tener una experiencia inolvidable al lado de médicos y demás personal sanitario. Seremos veteranos (ahora sí) de esta guerra llamada medicina. Seamos dignos de ese honor y recordemos que lo que nos hacía tanta gracia con dieciocho años no hace ya tanta gracia con casi veintiuno-veintidos años

De esta entrada no pretendo sacar ningún provecho político, porque no pienso ni presentarme ni votar a ningún candidato que se presente en las próximas elecciones a delegación de la XIV promoción de Medicina (hoy en tercero), y porque la imagen de impunidad de ciertos Mussolinnis e Imeldas Marcos de opereta ha calado muy hondo en el estudiantado. Pero quiero que todo esto que os acabo de contar se sepa. Quiero que se conozca que, para que unos sean tan guays y divinos de la muerte otros tienen que sufrir mobbing gratuíto y ver sus derechos individuales mermados y su dignidad menospreciada.

Quiero que se conozca la espiral de vanidad, frivolidad y puerilidad casi patológica que se ha creado en una facultad de alto elitismo académico cuya buena fama empiezo ya a considerar inmerecida.

Porque cuanto antes se sepa y se censure, antes podremos seguir con nuestras vidas académicas y no tendremos que levantarnos todos los días para defender a otros más débiles en ayunas.

¡Viva la UCLM, la Facultad de Medicina de Albacete y el Grupo B, y su líderesa, C. G. B.! ¡Viva el CEEM y su líder supremo, Juan Pablo Carrasco! ¡Viva la Delegación de Alumnos de Medicina en Albacete, libre, abierta y democrática! ¡Mueran los tiranos que mancillan nuestro buen nombre!







RELATO: Un día hecho por una máquina.

Se despertó a las cinco de la mañana. No podía dormir. Se levantó y se hizo un café calentito que se lo tomó en la cama. No tenía ganas de ir a ningún lado. Era lunes, pero no tenía que trabajar. Y de haber tenido que ir a trabajar, no hubiera ido. Estaba perdido. Perdido como ningún hombre en la tierra. Su corazón estaba emponzoñado con el estigma del pobre que hubo un día que el mundo se fue al carajo. Decidió hacer algo para entretenerse, huyendo de aquellos pensamientos funestos que le acompañaban: Estoy de baja, pero cuando quiera volver, me darán el finiquito y quizás Anita, una suerte de ángel emputecido que por no perder su empleo tenía que tirarse al ichi-ban de la empresa, le daría un besito en la mejilla a modo de despedida. Era la única que le caía bien en aquel antro de lameculos y vástagos del nepotismo imperante en la empresa privada, que, a pesar de ganar dos veces el salario mínimo, se creían ejecutivos de una gran empresa. Fantaseaban. ¿La mitad? En la puta calle. ¿La otra mitad? Ya sabeís. Yo soy el pelota primero...

Otra vez pensamientos negativos. El psiquiatra le había animado a tener una vida más positiva. Miró alrededor. Su habitación. Tres paredes blancas, una ventana, una televisión, una cómoda, el armario... Anodino todo. Gris todo. Daban ganas de pintarlo todo de negro. Suicidándose se pondría todo negro. Negro como la nada, negro como el carbón... Stop pensamientos negativos. Encendió la tele. Lo único que ponían eran programas de concurso que eran engañifas toleradas por el Estado presentadas por reinas de la belleza caídas en desgracias. Puso la televisión pública. De momento, ponían un relojito. Sonaba de fondo un programa de música jazz. La música amansa a las fieras. 

Se tendió en la cama. Miró el relojito moverse. Tic, tac, tic, tac, tic, tac... Infinitas veces. En ese momento, dieron las seis. Una voz femenina en off dio los más afectuosos saludos desde España y anunció la programación del día. Sonó el himno nacional, con la bandera nacional de fondo, flameando en un hermoso cielo azul. Empezó un programa especial dedicado al estado de la mar. Todas las mañanas, cuando trabajaba, se levantaba con el estado de la mar, por radio. Antes usaba la televisión como despertador. Ahora, usaba la radio. ¿La razón? La radio era más amigable desde que murió Helena. La locutora que hablaba de vientos de fuerza cuatro en la Mariña lucense le recordaba a Helena. ¡Qué vacía la vida sin la nenita! Si hubiera podido morir con ella... 

Tras el estado de la mar, llegó el telediario matinal. Estaba presentado por otra esclava moral semejante a Anita, solo que sometida brutalmente a la dictadura del Estado. Sus ojos dejaban traslucir, por mucho Vispring que le echaran, su intervención en las orgías brutales que la casta gubernamental daba en sus mansiones de Pozuelo. Sumisa. Muy sumisa. Leía las miradas de ella. La primera le dijo: "Quiero morirme. No es vida." La segunda: "Lo que estoy leyendo son sucias mentiras que me perpetúan en un mundo de horror". Dentro noticia. Una mujer bella, resuelta, morena, con las mismas dotes de mando que un tirano, hablaba a unas Cortes que estaban llenos de varones y féminas vestidos de colores anodinos. Distinguió a un joven diputado de la oposición mirando a la tirana con pavor. Él quedaba asombrado como el género femenino había evolucionado desde la sumisión en una escalinata triunfal hacia el poder absoluto. Entonces, cómo es que la presentadora, la perfecta burócrata y polvo insignia de los amiguitos de la Lideresa (tal vez incluso de la propia Lideresa de ese Estado semisiniestro y ordenancista hasta la nausea). Cambio de noticia. Otro alto politicastro salía en la tele. Mejor encarado que la posible dominatrix anterior. Sonriente. Hablaba de cambio. ¿Cuál? ¿El de su Citröen AX por un Rolls-Royce? Cachondeo puro y duro. 

Apagó la tele. No le gustaba ese mundo repetido, hecho como por obra y gracia de una máquina. Caras tan similares, mundos tan horripilantes...  España, ¡qué alegre te vendes y cuántas dobleces albergas! ¿Te hacen en serie? Stop pensamientos negativos. Otra vez la omnipresente voz del psiquiatra aconsejándole. Si mirara este mundo de mierda, entendería a lo que me refiero.