martes, 2 de septiembre de 2014

TRIBUNA: Nuevo año, nuevas mañas, por favor - Manifiesto para un curso ejemplar, la dignidad de las personas y el respeto a nosotros mismos.


Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta uruguayo.

La Facultad de Medicina de Albacete se dan cita durante nueve meses al año, cuatro semanas al mes, cinco días a la semana, las mejores cabezas de este país. Una demostración del poderío académico (que no intelectual) de esa gente es que pueden permitirse el lujo de desperdiciar el bien más escaso del estudiante de medicina: el tiempo. Unos lo pierden yendo a fiestas de las que salen con los pies por delante en una camilla del SESCAM, debido a su alto nivel de alcohol en sangre. Otros dedican buena parte de sus horas muertas intentando cambiar un mundo hostil el cual, por desgracia y a pesar de los buenos esfuerzos de mucha buena gente llena de buena voluntad, no tiene viso alguno de cambiar. Y luego están los que se permiten  tirar el siempre (al menos para mí) escaso tiempo para estudiar por el desagüe haciendo mobbing a los compañeros (supongo que en su desconocimiento de lo ferozmente penado que está el acoso laboral). 

Y alguno dirá, reproduciendo aquella frase del protagonista de un anuncio de una conocida firma de automóviles japonesa "¿Y Franco que opina de esto?"... ¿Y Delegación que opina de todo esto?

Esa es muy buena pregunta, las cosas como son.

El cambio de delegados de este año pasado en la Facultad desde primero a segundo ha traído una serie de actitudes que me parecen infames, indignas e impropias de los profesionales de la salud y, sobre todo, de aquellos que trabajamos al servicio de los otros en instalaciones del Sistema Nacional de Salud. Todas estas actitudes se resumen en un menosprecio a la dignidad de las personas por parte de ciertos elementos que formaron parte de la Delegación de la XIV Promoción (subrayo ciertos para que se vea claramente que no son todosmás preocupados de su imagen de -por así llamarlo- "animadores socioculturales" y de personas "populares" que de sus deberes como líderes políticos del estudiantado y amenazas de estos a personas que solicitaban hacer ejercicio de sus inalienables derechos como individuos. 

Por tanto, ¿y Delegación que dice de esto? Delegación dice la nada con sifón (eso sí, con mucho sifón). No opina ni de cómo hacemos uso de nuestro tiempo libre (¡para eso sí hay (y ha de haber) manga ancha mientras no se dañe a los demás!) ni sobre la imagen lamentable de algunos cargos electos que hubo en su seno el pasado curso académico. Quizás porque en parte la institución se ha contaminado de las mañas de cierta casta de señoritingos que creen que son la leche y que creen que nadie les juzgará por sus actos, sino por sus actos "guays" propios del instituto (que luego no hacen tanta gracia) y sus caras bonitas (cosa a la que sí están más acostumbrados).

No me quejo por haber sido víctima del siniestro sistema de elección de grupo impuesto casi a punta de rifle de asalto por parte de ciertos elementos de alto rango de Delegación  de la XIV Promoción, en un abuso de poder y haciendo una interpretación antidemocrática e interesada de lo que salió en las urnas electrónicas el día del referendum (el mejor invento de Delegación en los quince años de vida de la Facultad)

No me quejo de que en el sorteo en el que quedó reducido mi derecho a decidir (aceptado como mal menor y, principalmente, para que al pobre subdelegado de curso de segundo de la XIV Promoción D.G.A. no se lo comieran vivo y el pobre pudiera vivir en paz y felicidad) me haya tocado el mismo grupo en el que llevo los últimos dos años (entre otras cosas, porque ninguno de los perpetradores de este acto de robo de la democracia es de mi grupo de siempre. Y lo que es más, el actual grupo B (antes grupo 1) y yo hemos hecho las paces, celebramos nuestra reconciliación y ahora no los cambiaría por nada en el mundo). 

Me quejo de que ciertas personas hayan presionado a un miembro de alta gradación de Delegación para negar el derecho a la libre elección. Me quejo de que hayan amenazado a compañeros para que no fueran a determinados grupos con hacerles el vacío y darles de lado, cuando ellos no habían hecho nada malo a nadie desde que entraron por la puerta de la Facultad por primera vez en primero. Y de lo que más me quejo es que haya tenido que ir hoy, a primera hora de la mañana y en ayunas (¡ojo al dato!), a hacer valer los derechos fundamentales de compañeros y evitarles así un ostracismo injusto, vil y deleznable. Y volvería a ir allí a primera hora de la mañana y en ayunas, recién levantado, a defender sus derechos una y todas las veces que haga falta. 

Va a empezar un nuevo curso académico. Este curso es un signo evidente de madurez: vamos a ir al hospital, vamos a estar con enfermos de verdad, vamos a aprender Medicina con eme mayúscula, vamos a tener una experiencia inolvidable al lado de médicos y demás personal sanitario. Seremos veteranos (ahora sí) de esta guerra llamada medicina. Seamos dignos de ese honor y recordemos que lo que nos hacía tanta gracia con dieciocho años no hace ya tanta gracia con casi veintiuno-veintidos años

De esta entrada no pretendo sacar ningún provecho político, porque no pienso ni presentarme ni votar a ningún candidato que se presente en las próximas elecciones a delegación de la XIV promoción de Medicina (hoy en tercero), y porque la imagen de impunidad de ciertos Mussolinnis e Imeldas Marcos de opereta ha calado muy hondo en el estudiantado. Pero quiero que todo esto que os acabo de contar se sepa. Quiero que se conozca que, para que unos sean tan guays y divinos de la muerte otros tienen que sufrir mobbing gratuíto y ver sus derechos individuales mermados y su dignidad menospreciada.

Quiero que se conozca la espiral de vanidad, frivolidad y puerilidad casi patológica que se ha creado en una facultad de alto elitismo académico cuya buena fama empiezo ya a considerar inmerecida.

Porque cuanto antes se sepa y se censure, antes podremos seguir con nuestras vidas académicas y no tendremos que levantarnos todos los días para defender a otros más débiles en ayunas.

¡Viva la UCLM, la Facultad de Medicina de Albacete y el Grupo B, y su líderesa, C. G. B.! ¡Viva el CEEM y su líder supremo, Juan Pablo Carrasco! ¡Viva la Delegación de Alumnos de Medicina en Albacete, libre, abierta y democrática! ¡Mueran los tiranos que mancillan nuestro buen nombre!







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