jueves, 11 de diciembre de 2014

[Análisis Político] La mejor de las suertes para Alexis Tsipras. (Ευτυχώς, ο Αλέξης Τσίπρας.)

NOTA DEL AUTOR: Este post narra sobre Grecia, su crisis, su pobreza rampante y todo lo que la rodea. Los golpes de humor y el lenguaje empleado son en tono de humor con motivo de no provocar más lágrimas a los sufridos lectores cuando vean el drama griego del que el mundo entero va a ser testigo. Nada más decir esto, empieza el post.


Eduardo VII de Gran Bretaña en su casa era conocido como "Bertie" (Entre los no-sé-cuántos nombres que ostentaba el sucesor de Victoria de Gran Bretaña estaba "Albert"). También su Graciosa Majestad era conocido por ser ¿porqué no decirlo? un poco bruto. O si se prefiere, un poco "arao". Ante tan patética situación, la reina Victoria y el príncipe Alberto le mandaron a recorrer mundo con la esperanza de que tal "gañanería" que su vástago derrochaba se fuera quedando por esos procelosos mundos de Dios y que a su retorno a casa sólo restara el mínimo de chabacanería necesario para desenvolverse en el día a día (vamos, el argot sexual para chingar con las queridas). Hicieron mucho hincapié los padres de "Bertie" en que visitara Grecia, ese terruño que por aquel entonces era un país muy joven que acababa de sacar a tiros al Sultán de Turquía. Y así fue como "Bertie" empezó su viaje por el mundo.
Al regreso de Bertie a casa, sus padres le preguntaron: "Bien, hijo... ¿Y que tal por Grecia?". A lo que el futuro Eduardo VII (que luego sería un rey muy querido y todo) respondió: "Pues hombre, un poco raro. Porque allí te enseñan cuatro piedras mohosas y te dicen que es el templo de fulano o mengano y te lo tienes que creer".



Tras esta introducción (la historia que acabo de contar es real al cien por cien), nos toca hablar del tema del post. Este post va a versar sobre Grecia. Un país de 10 millones de habitantes (y otro millón o dos de extranjeros) el cual está apunto de recibir el pastel de bienvenida al club de los países más pobres de la Unión Europea de manos de los hermanos ortodoxos de Bulgaria y Rumanía. El turista que visita la República Helena puede encontrar toda clase de reliquias del pasado: el Partenón, el templo de Zeus, el Estadio Olímpico de las olimpiadas de 1896 (si, las del barón de Coubertin)... Y si van acompañados de su guía, puede que les enseñe ambulancias sin gasolina, hospitales públicos colapsados (si no cerrados por el famoso "Plan Democedes"), mapas políticos destrozados (por el "Plan Calícrates"), un montón de jovenzuelos con pinta de estudiantes lanzando molotovs a la "cana" y un montón de gente pasando de largo de la carnicería del tío Kostas. Lo que les está enseñando su guía forma parte ya del no menos agreste y poblado de ruinas paisaje heleno. Les está enseñando, parafraseando las palabras de Eduardo VII de Gran Bretaña, "cuatro piedras mohosas que los representantes políticos griegos de los partidos del "establishment"(sí esos que gobiernan en todos los países, no me preguntéis por qué) los mercados y Angela Merkel dicen que son la Sanidad Pública griega, la división administrativa griega, los estudiantes griegos y la clase media griega y que ¡coño, que nos lo tenemos que creer y se lo tienen que creer allí!"

Sí, señores, Grecia está en ruinas más de lo que ya estaba antes. Las desoladoras estampas que hoy se nos vienen al cacumen al pensar en Grecia son solo la punta del "iceberg" de una serie de problemas a los que los griegos no terminan de encontrarles solución. Y para colmo de sus males, ¡va a haber elecciones antes del 16 de junio de 2016!

Quizás algunos dirán (con algo de razón) que el único consuelo que les queda a los griegos es poder votar y decidir que hacer con un destino que hasta ahora parece en manos de los mercados y de la "Troika". Pero tampoco creo que sea mucho consuelo elegir entre la peste y el sida que supone elegir entre el fascismo y el comunismo. En Grecia no hay una pugna entre socialdemócratas y conservadores, sino hay dos pugnas: el discurso realista-dramático (la mejor tragedia griega escrita desde los tiempos de Eurípides) que ofrecen las fuerzas socialdemócratas y conservadoras habituales de "hay que pagar la deuda, los recortes son por el bien de país, no se puede vivir por encima de nuestras posibilidades, bla, bla, bla" y el discurso utópico que promueve SYRIZA (en griego las siglas de: "Coalición de Izquierda Radical") de "la democracia por encima de los mercados y de la "Troika", acabemos con el austericidio y la tiranía de los mercados, otro mundo es posible". La otra pugna que hay en Grecia es una pugna entre la democracia occidental y la dictadura fascista, encabezada por el partido "Movimiento Popular-Amanecer Dorado" del matemático más famoso de las cárceles griegas, Nikos Mijalolaikos (hay que ver que propensión tienen los matemáticos en ser filofascistas. Debe ser la venita de Spengler que les da con lo del orden y la exactitud). 

Si, señor. ¡Están bien jodidos! ¡Deberían pagarles por vivir allí a esa pobre gente! 

Por fortuna o por desgracia, los griegos tienen que decidir (el voto es obligatorio para los menores de 70 años). Y parece ser que se están decidiendo por votar a este tío...


(Ya les gustaría poder votar algo así) ¡Perdón, este no es! ¡Es este jambo al que de momento ven como primer ministro de Grecia!


Si bien puede parecer un tío muy normal, Alexis Tsipras tiene la dudosa gracia de ser el hombre al que gran parte de los griegos piensan votar. Su voto no abarca a cuatro ácratas carentes de Dios que quieren ver como Tsipras le da una sonora patada en el culo al sistema, sino gente de la destartalada clase media griega que no se traga las memeces de Samaras y de Venizelos y no quiere votar a los de Amanecer Dorado, funcionarios, autónomos, parados, gente sin seguro médico (valga la redundancia: en Grecia, hay 1,2 millones de parados de larga duración que no tienen asistencia sanitaria PÚBLICA. Esto es debido a una ley ya vieja -anterior a la crisis- en la cual todo aquel que no cotizara a la Seguridad Social de allí durante seis meses después de perder su empleo perdería la cobertura sanitaria y tendría que pagar por los servicios del Sistema Nacional de Salud griego), estudiantes que ven que no hay futuro, rojeras ateos come-popes... Como podemos ver, el señor Tsipras tiene un gran público dispuesto a llevarle a ser el primer funcionario del Estado. Pero la pregunta que hoy nos trae aquí es... Si ganara SYRIZA con el señor Tsipras a la cabeza las elecciones generales... ¿Cuánto de su programa podría realizar sin que Grecia salga catapultada al espacio exterior o sin que haya un golpe de Estado o una "revolución legal"? ¿Cuánto de de su programa podría dejar de lado Alexis Tsipras sin que su pueblo se lo coma por las patas?

¡Sí, hijos, sí! Alexis Tsipras tiene el mismo margen de maniobra que una sardina en lata. Porque es el primer gobernante de la historia reciente que debe hacer y a la vez no puede hacer. ¿A qué me refiero? Muy sencillo: la gente en Grecia está desesperada. Y gran parte de la desesperación la lleva Tsipras. El problema es que tiene que hacer como poco un par de políticas de EXTREMA IZQUIERDA para mantener contento a su electorado. Estas políticas de extrema izquierda pueden ser malentendidas por los mercados y pueden cortarle el grifo a Grecia, negándole así más préstamos, sacándola del euro y así mandarla a la miseria. Si hace políticas de extrema izquierda, también puede arriesgarse a un golpe militar (recordemos que el ejército griego es conocido por su conservadurismo y su nacionalismo) que crea que Tsipras pretende convertir Grecia en la Cuba del Mediterráneo. Pero, ¿es menor que el riesgo de que, al no hacer políticas de izquierda, su pueblo se le subleve o vote a Amanecer Dorado en masa? No tanto. Creo que merecería la pena que el señor Tsipras se arriesgara a hacer políticas "rojas". Más que nada, porque quizás demuestre no solo que él es el hombre que necesita Grecia, sino tal vez sea el que nos revele que otro mundo es posible, lejos de los fatalismos y de las maldiciones a las que tiene a los griegos acostumbrados los mercados o, como les decía Juan José Millás, los "terroristas financieros".

Cambiamos de hipótesis: Tsipras se caga en los pantalones ante Merkel y dice que va a pagar la deuda sin pedir reestructuración ni rábanos. Se arriesga que sus propios votantes le hagan una revolución. Hay un partido que le detesta principalmente, que es el KKE (Partido Comunista de Grecia).  SYRIZA es un partido cuyo germen era una escisión del KKE (Synapsismos). ¡Anda que no les pone la "ideíca" de hacerle la revolución a su escisión más "descafeinada"! Pero, ¡espérate! ¡Que los nazis también juegan a la democracia! ¡Ay como Tsipras fracase y pierda las elecciones contra Amanecer Dorado! ¡Más vale que coja el primer avión a donde pueda y se large de Grecia, porque los nazis vuelven a casa por Navidad! ¡Pobre hombre, la que le va a caer encima!

Como podéis ver, Tsipras ni ha puesto el circo y le crecen los enanos. Pero lo peor es que también el mundo entero estará mirando el resultado de la "experiencia Tsipras" con la misma ansiedad que si se tratara del "experimento Allende". Lo que pase en Grecia, en caso de que Tsipras gane las elecciones antes que Pablo Iglesias, líder de Podemos, Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida y Beppe Grillo en Italia con su "Movimento Cinque Stelle" (Movimiento Cinco Estrellas), será observado por los pueblos del mundo. Y en particular, por los otros PIIGS, en particular, en España y en Italia, donde han salido otros líderes similares a Tsipras. Cabe destacar como apunte que Synapsismos, la matriz de SYRIZA, ya formó gobierno con Nueva Democracia (Conservadores) y el KKE.

No me queda nada más que añadir, salvo desearle la mejor de las suertes a uno de los hombres más jodidos del mundo. No me gustaría nada estar en sus zapatos, porque ante él se presenta el país más jodido del mundo, con un paro del 26% y una deuda del 175% del PIB (gracias a Dios en España tenemos una deuda mucho más fácil de pagar). Ευτυχώς, ο Αλέξης Τσίπρας.

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