jueves, 25 de abril de 2013

PsychoWorld Of The City Of Fauxness - La ladrona de guante blanco.

Puede haber honor entre ladrones, pero nunca entre políticos.
 
Durante el día es una joya con tacones: bonita, elegante, con buen gusto al vestir. Chasquido de dedos. Todo a su alcance. ¿Quiere sexo? Puede elegir. ¿Es amable? Sumamente encantadora. ¿Talentosa? Mucho. Tanto para el bien, como para el crimen.

¿Qué crímenes? Mirad los periódicos. Ahí hablan de robos de joyas muy bien guardadas en casa de ricachos, en museos; de obras de arte cuyo valor es incalculable y las vende al mercado negro por el cuádruple por el que el museo de turno la consiguió. Es burlona, es hermosa. Y se ríe de la policía posando en lencería negra en esa portada de revista de moda. Se mofa de los guardias seduciéndo a la réflex del fotógrafo sarasa que la retrata, lanzándoles miradas arrebatadoras, dulces, pícaras, intelectuales, frías, siendo cada instantánea una provocación. Tenían razón los clérigos: la mujer es fuego. Ella era fuego. Sus manos son milagrosas, tanto para el afortunado que la posea como para conseguir lo que se propone. ¿Diosa? Probablemente. ¿Por qué lo hace?

Para demostrarse a sí misma que no es una muñeca vacía.

martes, 23 de abril de 2013

PsychoWorld Of The City Of Fauxness - El suicida

"El suicidio no es abominable porque Dios lo prohiba: Dios lo prohibe porque es abominable"
Immanuel Kant

Conseguir tanto para ahora afrontar tus últimos momentos por voluntad propia. ¿Sacaste tan bien esos estudios para acabar mirando al vacío desde un viaducto? ¿Te divertías tanto para ahora querer morir? ¿Te has dado cuenta de que tu existencia es vacua como la de un vaso vacío? Farándula. Ese es tu nombre y tu pecado. De la farándula naciste, en la farándula creciste y como miembro de la farándula morirás. ¿Cómo mueren los miembros de la farándula, de la vida nocturna obtusa? Pues con el mismo bombo que con que Kurt Cobain se voló la tapa de los sesos, con la misma amargura con que Layne Staley voló al cielo en una pira de huesos en llamas, con el halo de misterio con que Jim Morrison abandonó el mundo. Es la muerte de los elegidos. Es la muerte favorita de los románticos, de los hombres de honor que juraron nunca regresar a las Tierras del Sol Naciente, de los mártires, de los cristianos de las películas de romanos, de los que han sido fuertes demasiado tiempo y la vida les lapida como por mandato de una "fatwa" de barbado ayatolá iraní.

Esa muerte es indigna de alguien que pudiendo haber creado un mundo de verdades se ha llenado de un mundo de mentiras y ahora se da cuenta y quiere mandarlo todo a la mierda.

Ahora te enfrentas a la verdad. Da la vuelta y rehaz toda tu existencia. Tírate y sólo me queda implorar que cuando tu madre muera te meta una paliza en el cielo que te baje de nuevo a la Tierra a vivir lo que te quedaba de vida.

lunes, 22 de abril de 2013

PsychoWorld of The City of Fauxness - La futura genio médico.

El mujer de hojalata busca un corazón. Pero no sabe ni cuando ni como encontrarlo.

Habitación desordenada. Lápices, bolígrafos, portaminas plateado... Folios rellenos de extractos de Snell, De Irala, Netter, Silverthorn, Ross-Pawlina... Caos en una cama deshecha, un portatil con Powerpoints con nombres como Bandura, Cannon, serratos posteroinferiores... Un caos total y absoluto. Pero un caos ordenado. Y el orden se hallaba en la pared. Chi-cuadrado. Perfecto. Simétrico. En blanca pizarra sobre las paredes negras. La noche reinaba en el dormitorio. Sus ojeras la hacían no hermosa, pero si elegante.

¿Podría seguir con su caos ordenado, sin los favores de la Cúpula?

¿Podría superar su alienación y tomar un rumbo en su vida por primera vez?

domingo, 21 de abril de 2013

PsychoWorld Of The City Of Fauxness - El espía.

"Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad".
Benjamin Franklin.

El espía miró desde los cristales de su Lada, emboscado tras las hojas de un periódico semioficial. Su objetivo estaba cerca. Un solo botón en su teléfono móvil y tendría aquí a las dieciséis patrullas de la policía que andaban por todo el barrio en menos de 20 segundos. Sabía todo de su presa: Nombre, dirección, cargos que la Cúpula le imputaban (como "Ruptura de la Seguridad Ciudadana" y "Abuso de libertad de conciencia"), talla de deportivas, documentación, los cafés que se tomaba en la cafetería "Rialto"... Absolutamente todo. Todo al 100%. Desde muy joven demostró a la Cúpula su interés por querer saber todo de los demás, desde cuándo perdieron la virginidad o cuál era la comida que les gustaba más hasta cuando tuvieron pensamientos incestuosos hacia sus hermanos o hermanas. Eso le había hecho un genio del espionaje y había ascendido sobre todos los aspirantes a altos puestos hasta convertirse en el as de la "Milicia de Seguridad Ciudadana". La Milicia se sentiría orgullosa cuando cazara al objetivo. La cabeza de él bullía de alegría dentro de su sombrero de ala ancha. 

Dicho y hecho. Salía la presa. Era el momento de actuar. Pulsó el botón. Las sirenas retumbaron en toda la calle. Hileras de luces blancas y azules aparecieron por todas partes. El espía se bajó del coche con su mente puesta en el ascenso que conseguiría por la acción que estaba acometiendo.

sábado, 20 de abril de 2013

PsychoWorld of The City of Fauxness - La chica de los Informativos de TV

No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.

William Shakespeare 


Sumida en su sueño. Persépolis. La ciudad de los reyes que dominaron el mundo antiguo. Belleza infinita que, para su sorpresa, no derruída. Una ciudad que, sin gente, entera e integra se alzaba hacia los cielos iranios.

Inquietada por la belleza de la capital de las coronas de Darío y Ciro, paseó por sus calles, se escondió tras sus columnatas, sin que no hubiera nada. Sin que no hubiera nadie. Sin ningún persa al que ver en su puesto vendiendo sedas de Samarkanda. Sin ningún sacerdote zoroastriano al que aferrarse y buscar consuelo para su turbulento espíritu. Ningún acróbata callejero que desafiaba a la muerte entre un público que lo jaleara. Nada de eso. Sólo soledad inmensa e infinita. Soledad no apta para corazones. Paso elegante hacia el palacio de los reyes entre los reyes. Entró con tranquilidad y observó que el monarca también había desaparecido. Se sentó en el trono y cruzó las piernas. En su mano apareció la corona de la Sahbanu, de la mujer que era la luz de los arios. Se la colocó en su cabeza y miró hacia la majestuosidad del salón del trono.

Pero poco tiempo duró.

El salón del trono cayó piedra a piedra. El resto de la cuidad también. El trono de los reyes persas se había convertido en el todoterreno polvoriento que la había llevado allá. Su grandeza era falsa. Y su corona, ahora pañuelo, también.

El despertador la levantó como un androide. Se miró a su espejo en el dormitorio. Puso la radio para oír las noticias oficiales recién salidas del horno. Su mente viajó al futuro, a dos horas de distancia. Ella misma sería la voz que diera la imagen de optimismo que la ciudad necesitaba para creerse que su grandeza era vero, que el mundo entero les miraba como ejemplo de paz, riqueza y felicidad. Cuando lo tercero y lo más importante era una gran mentira. Una vez la riqueza fue satisfecha, sus necesidades eran espirituales. Y la ciudad de la falsedad no era feliz para nada.Y ella, orgullosa ciudadana y fiel miembro de la Cúpula, tendría que hacer creer que eran felices, con su voz suave y monocorde. La ciudad y su grandeza cancerígena y terminal. Por fuera no se ve, pero por dentro gradualmente mata poco a poco la paz y bondad de los hombres.

¿Cuando saltará en mil pedazos, para espanto del mundo?

PsychoWorld of The City of Fauxness - El alcalde

Ajeno a todo y cercano a tanto. ¿Verá el mundo a sus pies?

Desde lo alto del frío rascacielos del ayuntamiento. Despacho gris, con las luces apagadas. La ciudad se desarrolla ante sus ojos como un huracán. Mortífera, bella, eléctrica, tradicional. Mundo suyo, mundo de nadie. Mundo de él, mundo de cualquiera. Indiferente ante la fuerza de los votos que avalan su mandato neblinoso. Sólo él, estoico, ante la ciudad que domina. Una ciudad compleja, turbulenta, organizada en el estigma del caos de la Humanidad de Occidente. Enferma y sana, cuerda y loca, fría o mortífera.  Buscadora de aventuras y relajante capilla de los desamparados de la existencia. Y él pertenece a ella, y ella pertenece a él, "¿o no?", bullía su mente. Monstruo o remanso.

Se sienta en su silla, seguro, aplastante en su seguridad, retorna a informes llenos de estadísticas que le dicen poco sobre lo que tiene que hacer. El mapa está en su cabeza. El informe es paja.