lunes, 30 de septiembre de 2013

Segundo año. Episodio I: ¡Señor, ten piedad de mí!

Tras pasar limpio de curso he llegado a segundo de Medicina. Sorprendido por los logros conseguidos, he tomado las dos asignaturas que tengo en este primer cuatrimestre (Morfología, Estructura y Función Integradas del Cuerpo Humano, alias "la macro"; y Bioquímica II) con bastantes ganas y alegría. Las cosas en el plano intelectual funcionan medianamente bien.  Pero para que esto vaya ahora bien, he pasado un verano horrible, en el que me enfrenté a mis compañeros de clase, y, principalmente, a mí mismo. Y esa transformación empezó el pasado 10 de junio...

Acabábamos de terminar los exámenes y me vi con fuerzas para salir por ahí en plan disco, ruido y niñas monas con taconazos de 10 cm de altura. Pero no fue nada agradable salir con los compañeros de la facultad porque vi cosas que me parecieron infernales: y por infernales entiendo como cosas que suponían la imposibilidad de la razón. Lo único bueno que saqué de aquella noche fue acabar con la cabeza en el hombro de la belleza de la facultad, con una expresión de perro apaleado, envejecido. Algo en mí se había roto. Y sigue en cierto modo roto, porque lo he pegado de la forma más chabacana posible con Super Glue. 

Busqué mil maneras de hacer de mi vida un lugar más agradable. Intenté anestesiar mi dolor con películas clásicas, pero en el fondo sólo lograba hacerlo florecer más fuerte. Lo único que logré fue un ataque de ansiedad muy fuerte. Y todo porque me sentía sólo. Muy sólo. Y entonces decidí declarar la guerra a aquello que tanto daño me había hecho. Empecé una intifada constante contra mis compañeros de grupo, a los cuales responsabilicé integramente de todos los males de la Tierra que se puedan imputar a terceros. Mi metáfora favorita para referirme a ellos es llamarles "los frutos de un mal incesto" o los "moralmente inferiores". Creí que romper relaciones con ellos sería algo positivo, algo incluso deseable, algo incluso necesario. Pero tras la guerra de "piedras contra balas", quería ir más lejos. Quería una guerra abierta. Menos mal que dos amigos míos me pararon los pies, porque yo era capaz en aquellos momentos de ponerme a prueba. Pero, a tres semanas del inicio del curso, decidí dejar de odiar, dejar de sufrir, de hacer mi vida un imposible. Pensé que ellos fueran como quisieran, pero yo sería como había de ser. Y me daba igual si me odiaban o no, porque no les odiaría yo ni les guardaría rencor. Admití mi gran responsabilidad en el conflicto. Ahora tengo una relación positiva con la gente de mi clase, sin ser tampoco algo increíblemente bueno. 

Por si fuera poco, este verano creo haber conocido, por primera vez en mis 19 años a una chica que creo que merece la pena vivir con ella. No le he dicho nada, pero parece tener lo que me gusta: es bonita, agradable, cariñosa, refinada... creo que es eso, vamos. Pero no me atrevo a decirle nada. ¡Que le voy a hacer .______.!

Ese verano turbulento me ha servido para empezar bien el curso y con ganas. De él saqué varias conclusiones: No valgo para nada más que para estudiar, dormir, leer, y ser un espantajo emocional que ve como los otros son capaces de llevarse a la mujer que les gusta al huerto. Cojonudo, pues soy eso. Lo acepto. A cambio sólo tengo palabras de bondad infinita, de cariño, de buen hacer, estoy reconciliándome con las chicas guapas a las que les he tirado los trastos y se han sentido ofendidas y esperando tiempos mejores para mi desarrollo emocional. No es una época agradable la que me ha tocado vivir, pero espero que sea un poquito mejor con el tiempo y creo que puede ser mejor.

Tened miedo, mucho miedo.

Esta semana se ha producido la mayor aberración de la historia de Grecia desde que los Papandreu y los Karamanlis entraron en el terreno político: Estamos hablando de la "desarticulación" social de un partido político que representa en 18 circunscripciones a un gran número de helenos. Estoy hablando del partido Movimiento Popular-Amanecer Dorado, un partido seguidor fiel de las ideas fascistas de Ionnis Metaxas, un dictador títere del Tercer Reich que gobernó Grecia con mano de hierro hasta la llegada a la península helena de los Aliados.

Decidme lo que queráis, pero hoy por hoy, este hombre con cara de sapo es para mí el más desdichado de los griegos.

Como es sabido por todos, ayer la Policía Antiterrorista detuvo a toda la cúpula política de Amanecer Dorado acusándolos de autoría intelectual de asesinatos como el del rapero filomaterialista Pavlos Fissas y tentativa de varios. Esta misma tarde, seguidores de Mijaloliakos se manifestaron en la puerta de la comisaría central de Policía de Atenas reinvindicando su liberación, así como la de sus otros 16 correligionarios arrestados. Si el lector es un comunista fanático, probablemente esté descorchando botellas de champán diciendo que los nazis van a ir a la trena. Pero si yo fuera usted, mi querido lector materialista, no estaría tan tranquilo, ya que esta detención da pie a un problema que debe preocupar tanto fascistas como materialistas: la caza de brujas.

La detención de la cúpula de AD no ha sido casualidad. Se produce dos semanas después de que Nikos Mijaloliakos, lider de la formación y parlamentario, amenazara con retirar su bloque (18 escaños) del parlamento. Esto hubiera supuesto una convocatoria inmediata de elecciones. De hecho, desde el viernes de hace dos semanas, la bancada de los ultraderechistas estaba vacía en el Consejo de los Helenos. El Primer Ministro griego, el centro-derechista Antonios Samaras anda ahora de negociaciones con la Troika para un nuevo paquete de medidas de austeridad... ¿Coincidencia? ¡No! Y más aún si sabemos que las encuestas dan un 23% de votos a AD, sacándola del 7% de los votos obtenidos en las últimas elecciones.

Esas son las pruebas que deben hacer pensar a lectores moderados o materialistas: los falsos demócratas (ND y PASOK) se acaban de quitar la máscara. Sólo son demócratas si todos juegan a su juego. Por lo demás, no dudarán en emplear la fuerza para intentar detener a cualquiera que se salga de sus reglas, que diga que se joda la troika, que los griegos necesitan salud, trabajo, educación, prosperidad... Y eso no sólo lo pregona AD... El Partido Comunista de Grecia y SYRIZA también, aunque desde su óptica marxista.

Llamo a la población civil de Grecia y al resto de Europa, a los miembros tanto de partidos de extrema izquierda, como de extrema derecha, a los que se definen demócratas, a los que tienen ideales distintos a la mayoría a estar en guardia. Los que tienen la manija y han abusado de su poder quieren ser los nuevos reyes absolutos, sólo que con menos glamour. Quieren Audi, Rolls, escorts de lujo, palacios y poder, mientras su pueblo mira y aplaude, idiotizado por sus líderes. Y al que se salga del redil, no dudarán en hacerlo desaparecer. En las próximas elecciones, naciones de Europa, castigad en las urnas con la máxima contundencia a los partidos del "establishment". Demostrémosles que no les necesitamos PARA NADA y que SOMOS SUS DUEÑOS, NO SUS ESCLAVOS. Buenas noches.

viernes, 27 de septiembre de 2013

La prostitución como prestación de la Seguridad Social.

Desde mi blog, siempre lleno de soluciones para el peor mundo posible desde el mundo feudal y su recreación más reciente y malévola (la Unión Soviética), voy a lanzar una pregunta seria: ¿Aprobarían ustedes que la prostitución, algo denostado, muchas veces en el limbo de lo legal y lo salubre y con historias de explotación, instintos básicos y sufrimiento humano; algo reconvertido en un servicio de la Seguridad Social, libre de problemas, hecho por voluntarias y voluntarios dispuestos a satisfacer la libido de aquellos que la vida emocional y laboral ha apartado de la senda de la sexualidad y el afecto? Mi respuesta no podía ser más rotunda:

Ahora más que nunca, la sociedad está más erotizada que nunca. Todas las personas cuidan su físico de una manera que raya la obsesión: Los hombres masa dotan su cuerpo de una físionomía propia de los tronistas del reality de moda o se convierten en algo similar a estrellas del porno. Por su parte, las mayoría de mujeres, de ciencias, letras, de Noruega o de Chile, parecen ejecutivas agresivas del mundo de la publicidad capaces de vender su cuerpo como arma definitiva para conseguir su contrato. A esto hay que sumarle la televisión, el arte, el cine... Nuestro mundo está burdelizado. Pero de una manera cutre y mal hecha, fruto del aborto del "Flower Power" y del materialismo. Muy bien: El mundo se convirtió en el gran prostíbulo. Pero las burdelizaciones se pueden hacer con estilo. Y lo que estoy proponiendo es un canal para que la libido nociva, la tensión sexual no resuelta, los agresiones sexuales, la idea de la prostituta como portadora de enfermedades y destructora de la sociedad y de la familia tradicional, desaparezcan de la faz de la tierra.

El ser humano tiene fantasías sexuales: rubias, morenas, pelirrojas, diosas de ébano, lencería negra, penes como paquetes de donnettes, consoladores de tamaño "alien", latex, duchas de esperma, "lluvia dorada", dos monadas recién con los 18 recién cumplidos haciendo guarradas la una a la otra... Sí, hemos fabricado todo eso... Pero el hecho de no poder proyectarlo nos produce en ocasiones dolor, frustraciones, daños físicos, psíquicos, infidelidades, violaciones, perversiones nocivas... Y viviendo en una sociedad en la cual se supone que el Estado tiene una responsabilidad para con los individuos (hablo de mi país, España, y las naciones europeas que tienen la conciencia de que el Estado ha de cuidarte desde la cuna a la tumba). Por ello: urjo al Instituto Nacional de Seguridad Social a crear una unidad que se hallará en todos los hospitales públicos, centros de salud y de especialidades de mayor tamaño, y en los privados que lo deseen, a implantar un Servicio de Atención Afectivo-Sexual.




Ahora saldrá algún listo berreando "yo quieroooo".

 Ese nuevo servicio se hallará al alcance de cualquier ciudadano/a (sí también ciudadanas), ya sea rico o pobre, tendrá como principal objetivo suplir las carencias afectivas, sexuales y emocionales de cualquier persona que lo necesite, y tendrá acceso inmediato a él previa cita con la tarjeta de la Seguridad Social. El SAAS tendrá como equipamiento lo más sofisticado de la erótica humana, desde lencería de encaje hasta la ropa interior masculina más ceñidita, pasando por lo más radical y duro del mundo del sexo. Así pues, tendrá también las más optimas condiciones de seguridad, salubridad  y protección, en base a los principios de contraconcepción y protección frente a las ETS más avanzados, tanto para trabajador/a como para usuario, siendo este último complacido en sus deseos más íntimos, sea cual sea su orientación sexual.

Considero que los principales destinatarios de este servicio han de ser:

-Personas sometidas a trabajos de alta exigencia y tiempo que les impiden fructificar una relación en pareja normal (investigadores, ejecutivos de alto standing, autónomos, estudiantes...)
-Personas cuyas relaciones de pareja llevan consigo la insatisfacción de muchos deseos ocultos y "prohibidos" por la mojigata moral social (sexo anal, tríos con dos jovencitas, lluvia dorada, sadofem...)
-Personas que necesitan dar rienda suelta a sus pasiones más ocultas con tal de evitar males mayores contra terceros.
-Personas que su insatisfacción sexual y afectiva pueda conducirles a cometer conductas antisociales y a vulnerar la ley.

Para la formación de profesionales, se crearía el título de Formación Profesional de Grado Medio de Técnico/a en Salud Afectiva y Sexual. Entre las múltiples habilidades que deben dominar son las amatorias, la anatomía, fisiología e histología base del sexo, lecturas sobre teorías de sexualidad, psicología aplicada y conocimientos culturales sobre diversas cosas, con el objetivo de agradar a los futuros usuarios del SAAS y hacer que se sientan cómodos.

Alguno dirá ahora: "¿Pero quién coño/pollas va a querer vender su cuerpo?" Pues más gente de la que algunos creen y menos de la que se imaginan. El trabajo estaría bien remunerado y tendrían privilegios que otros no tendrían, como una prejubilación a los 55 años, un cómodo espacio de trabajo lejos de la frialdad de las blancas paredes de los hospitales, una vida sana y la protección del Estado español. 

Ahora alguno dirá que soy un machista retrógrado, que me busque novia, que eso no iría ni el tato, que es una aberración emplear a los seres humanos como objetos... Pues quizás tendrían que pensar que este servicio hará a muchas personas más felices, reducirá el paro y la criminalidad sexual, hará que nuestra sociedad sea más abierta al sexo y además permitirá a la gente experimentar cosas que con la presión social y el miedo a las mafias no estaban a su alcance. Además, aquellas personas explotadas recuperarían su libertad, al dar el estado un monopolio seguro, público, protegido, frente a aquellas formas de prostitución aberrantes, horrendas, que ocultan miles de sueños y promesas difusas.

Y ahora me despido de vosotros con una frase de Sigmund Freud: "Todo es sexo, menos el sexo". ¡Hasta la próxima!
 

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Hace falta un nuevo Berkeley?




1968. Berkeley, California. Los agitadores universitarios de Berkeley son los protagonistas de las mayores protestas contra la guerra de Vietnam.  Ya había pasado bastante tiempo desde que tras la Guerra Mundial y las décadas de los 50 y los primeros 60, en la cual muchas naciones desarrollaron un crecimiento económico record, haciendo que las preocupaciones pasasen del plano espiritual al plano material. Y en ese plano material (no, no estoy hablando de comunismo) estoy hablando de las preocupaciones frívolas como "Ay, no tengo el último modelito de Vergara Telechea, que palo, jo" o "Ay, el primo Angelo tiene un Chrysler De Soto y yo tengo que tirar del Vespino". El materialismo, en su manera despótica, trataba de poner solución a los problemas más grandes del hombre y dar respuesta a todo. Por ello siempre digo que los fundamentalistas religiosos y los comunistas no son muy distintos, salvo que unos creen que hay algo allí arriba y los otros no, hasta que van al campo de batalla y sobreviven.

 La importancia excesiva a la forma sobre el contenido fue reflejada en el modo de comunicarse con el ser humano y, particularmente, en la juventud. Las corrientes de pensamiento hacían hincapié en la juventud como consumidora, como la fuerza que haría que Europa no volviera a ser arrasada por una horda totalitaria. Pero esa misma juventud cuya infancia había quedado, en muchos casos, estigmatizada por la Segunda Guerra Mundial, tuvo que ver como sus hermanos mayores pasaban sus horas en discotecas abarrotadas de ruido y de gente, presumiendo de zapatos y hablando de temas insustanciales. La generación del Baby Boom fue testigo de como sus padres les daban todo lo que pedían, convirtiéndose, con permiso de la Generación Loolapalooza o X y la actual Y, en la generación más malcriada de la historia. Y, al tener todas las preocupaciones materiales resueltas, muchos de ellos optaron por resolver las espirituales... Y no precisamente como sus padres, quienes acudían al "pater" de guardia para que les absolviera todas sus faltas a la ley de Dios. 

Dijo aquel sabio suizo llamado Einstein: "Todo lo que sube ha de bajar". Y de la idea superultra materialista de la existencia, pasábamos a la idea materialista dialéctica de la existencia, a la contracultura, al reino del Rey Lagarto, su primera ministra Janis Joplin y su programa ideológico psicodélico. Y en 1968, todo saltó por los aires. La Generación del Baby Boom se enfrentaba a la generación anterior y todo lo que representaba, aunque fue la generación que les pagó religiosamente la universidad que muchos de los miembros tanto de una generación como de otra jamás pisaron.

Tras las protestas, Berkeley ha sido siempre catalogada como el paradigma del izquierdismo americano. Las consecuencias del movimiento materialista de Berkeley (no olvidemos que la mayoría de los miembros del Movimiento Libertad de Expresión, aunque este prohibía la adscripción política a algún movimiento, no ocultaban su admiración a las naciones-prisión del proletariado) implicaron algo: El ser humano tenía que interaccionar con sus semejantes otra vez.

De la discoteca pasamos al pub. Allí se hizo patente el flujo de ideas del mayo del 68 y allí fueron los principales foros de debate de las ideas del ayer y de hoy. Berkeley, sus agitadores, Marx, el senador McCarthy, Nixon, Mao, Ho Chi Minh, Sartre, el mayo francés, las "fatwas" de el Barbas... Equivocadas o no, o dejaban a nadie indiferente, con debates con tertulianos a favor de sus posturas o en contra. Y eso duró hasta bien entrados los 80.

Con la llegada de Gorbachov al poder, los alejamientos sucesivos de la línea soviética producidos por los partidos materialistas europeos (los partidos comunistas de España, Italia y Francia), la firma de los acuerdos SALT contra misiles balísticos, las victorias de Thatcher y Reagan, todo ello sumado a la mejora de las condiciones de vida, hizo que se volviera a la mentalidad "competir materialmente con el vecino" y el aparenteo. Las discos volvieron de nuevo a la primera plana y el pub, y sus intensos debates quedaron relegados a un segundo plano. La humanidad, que tanto se había dicho anteriormente, ya no tenía, otra vez, nada que decirse.

Esto ha seguido así hasta el día de hoy. La Humanidad no se ha dicho nada en casi tres décadas y eso que vivimos en la generación mejor comunicada de la Historia. La Humanidad se ha convertido en una suerte de robots antropomorfos con apariencia de fantasías gays de gimnasio o de ejecutivas agresivas del mundo de la publicidad. La diferencia es que ellos creen que viven con una mala conciencia heredada de sus padres, una mayoría silenciosa de materialistas dialécticos con forma de ricachos hijos desviados de los vencedores de la Guerra Civil Española (cosa que no me sorprende: para ser de izquierdas, hay que ser asquerosamente rico).

Admito que Berkeley no es el mejor ejemplo de la Humanidad consciente, en sus foros, en sus ágoras, hablando de cambiar el mundo. Pero es lo más parecido que se ha creado para cambiar el mundo. Los intentos de Berkeley fue para cambiar el mundo casi siempre hacia lo nuevo. Pero no olvidemos que siempre hubo gente que quiso pegar un salto atrás, como el imán Jomeini, para evitarle un chapucero salto al vacío al ser humano a un mundo nuevo que puede que no tenga lo bueno del viejo.

Conclusión: Hace falta un nuevo Berkeley, unos camisas negras de la revolución, un barbas, un calvo con bigotes diabólicos, un tipo con una kipá y una metralleta... Lo que sea. Pero el ser humano debe volver a creer en algo. Viejo, nuevo, anterior, posterior, ventral, dorsal, rostral... Pero algo que nos salve de la decadencia de este mundo y nos haga volver a tener algo que decirnos aparte de las críticas al último iPhone, de la moda de los taconazos de aguja, del pedo que nos cogimos el sábado, del año en que vivimos peligrosamente por no usar condones... Y relanzar una humanidad que salga del bucle entre democracia y dictadura. Una Humanidad dispuesta a ser consecuente con el rol de cada uno de nosotros, a ser como realmente somos... Y no dejarnos cambiar por nadie, ni por nada. 




¡Dale a "Me gusta" si crees que la foto del Ayatolá Jomeini en esa manifa es un pasote!

sábado, 7 de septiembre de 2013

La espiral de errores o el muro de Pink Floyd.

Bien sabemos que este mundo es el resultado directo de las pasadas pugnas entre el materialismo dialéctico y el capitalismo. Por culpa de ambas ideologías, el mundo ha sufrido embates fuertes, hasta que al final, el capitalismo salió vencedor, y las consecuencias han sido a nivel económico, positivas para las personas del mundo occidental y desarrollado. Las conquistas sociales de Occidente, trufadas con briznas tiernas sacadas del tarro del socialismo, han garantizado que todo el mundo (salvo en países más liberales) tiene de todo lo material e intelectuales. Pero... ¿Y lo espiritual? ¿Lo moral? Eso no lo ha conseguido nadie aún sin hablar desde un púlpito o bajo los vapores de la "Guinness" en alguna taberna de Dublín. Occidente está enfermo. Enfermo de su ego. Y es que desde que Keynes mató a Marx (porque fue Keynes, no Smith), Occidente se ha encerrado en un bucle, en el cual se han cometido errores de libro. No son los errores materiales, son los errores del alma. Y son, curiosamente, los mismos errores que cometió su oponente, el bloque soviético y que antes cometieron los nazis.

Occidente está postrado emocionalmente en una cama, con un cuenta gotas, suplicando que le den la eutanasia o que alguien le vuele en pedazos. Y no por los fallos del capitalismo (que seguro que los tiene) si no por los fallos de sentimientos. Los comunistas negaban la individualidad de los hombres, y con ello, su libertad. Ahora, Occidente tropieza con la misma piedra y crea otra dictadura tan asesina como la del proletariado, basada en la constante repetición de errores de libro,en la misma espiral: La dictadura del "qué dirán".


La dictadura del "qué dirán" es una dictadura todavía peor que la comunista y la fascista. Es una dictadura con aires de libertad pero con una enorme presión social. Si no eres como los demás, estás fuera del juego. Pero la dictadura del "qué dirán" cumple con una premisa con el infierno: Es donde muere la razón. Lo otro sigue las ideas más profundas del hombre, pero esto sigue las paridas de la moda, de lo superficial y de lo inútil. Confieso que no me opongo a nada de esto: Me gustan algunos grupos actuales, me gusta la informática, las chicas bien arregladas y de vez en cuando veo a mi Atlético de Madrid querido, pero sería deseable que cuando hablo con una belleza escultural no se me revuelva el estómago cuando oigo algo que me parece un síntoma sacado de la Enciclopedia del género "gili".

Lo grave de esa dictadura es que va más allá de las modas: va sobre la personalidad. E impone un estereotipo cruel que no todos los mortales pueden satisfacer, sin darle remedio al problema, sentenciándolos al desprecio y a la indiferencia. ¿No hay solución para los que somos distintos?

Nada. Es como hablar con un muro. El muro de Pink Floyd. Lleno de ladrillos idénticos forjados por un patrón de falso colectivismo y de un más falso individualismo. El ser humano no puede vivir sin sus semejantes, pero con sus semejantes, puede que tampoco. Y así hemos llegado al final de la exposición de la "dialéctica del ser humano": El que es distinto se da cuenta de que es distinto. Intenta cambiar golpeando el muro de Pink Floyd, pero lo que hace es que la sociedad le detenga por agresión a la propiedad. Y así, infinitas veces. Quiere volar por encima del muro. Pero está atrapado en la dictadura del "qué dirán". Y así sucesivamente. La espiral de errores. ¿Hay algún modo de romperla?

Eso no lo sé. Pero la cuestión es que está ahí el muro. Y ruego que a nadie le detenga nada el ser como es. Que ame, que viva, que viva su soledad. Pero nadie es más puro que nadie. La gama de grises es inmensa. ¿Hacia dónde irémos? ¿Hacia la blancura pristina? ¿Hacia la oscuridad?