lunes, 29 de diciembre de 2014

El día que llegaron los federales-Crónica del cierre de webs de enlaces.




29 de diciembre de 2014. Hoy Series.ly, acojonada por ser la primera en ir a los tribunales si no retira los enlaces, se raja y retira los enlaces que llevan a webs de visionado gratuito. De golpe. Sin previo aviso. Y yo con el visionado de Breaking Bad a medias (me quedé por la segunda temporada). La cuestión es que uno de los modos de entretenimiento que más empleaba para las horas muertas se ha volatilizado. *Fush! ¡Adiós, enlaces! ¡Adiós, Heisenberg! ¡Adios, mis recuerdos de Scrubs y de House, las dos únicas series que acabé a tiempo! ¡Sayonara, posibilidad de ver películas que luego en videoclubs y tiendas están descatalogadas y son díficiles de encontrar! ¡Sí, señor! ¡Ha llegado el FBI, la DEA y los hombres de Harrelson! ¡Todo el mundo al suelo y con las manos en la cabeza! ¡Esto es una redada!

Lo cómico de esta situación es cómo se han disparado en el pie todos los implicados de esta situación: Series.ly por dar una imagen de falsa resistencia que hasta la hora de la verdad mucha gente no fue capaz de ver que en realidad era una bajada en los pantalones ante la Ley de Propiedad Intelectual (otra de las mil chapuzas de este Gobierno). Este Gobierno enloquecido y desatado, por hacer una ley que electoralmente les va a perjudicar seriamente, porque me se de un tío con coleta que se está frotando las manos después de esto. Y el último "Froilán" de la historia no son otros sino la mal llamada "Coalición de Creadores", que no representa a los creadores, sino a los distribuidores e intermediarios que se quedan con gran parte del pastel, así como a los jetas de la vida que dicen no llegar a fin de mes y tienen el valor de defraudar a Hacienda, cosa que si la mayoría de españolitos hiciéramos tendríamos a la justicia detrás de nosotros (y más aún si sabemos que este país es el país del bandolerismo, de Curro Jiménez y otros grandes hampones de la Serranía de Ronda...).

Soy hijo de escritor y sé lo que es que te roben el trabajo. Pero hasta mi padre cree que la difusión de contenido sin animo de lucro ejerce un efecto fuerte de publicidad sobre un determinado producto. Y creo que es un sistema que funciona, porque los fulanos que se quejan cuales plañideras tienen cuatro mansiones en "La Moraleja". Pero claro... Ya sabemos... La avaricia humana, el ansia de cuartos... ¡Oh, vamos! ¡Si mi padre hubiera querido ser rico, se habría hecho notario, médico, abogado, diputado, senador...!

Tras este derecho al pataleo ejercido por la obra y gracia de la democracia que tenemos, toca volver a la realidad. Hay varias opciones: O buscarnos el Fusion de Movistar/cuenta de Wuaki/equivalente de Pague Por Visión, o boicotearles o buscar un nuevo entretenimiento. En mi caso, los videojuegos son una fuente de entretenimiento buena. Pero una cosa es segura: hay que ser pacientes y esperar a que estos reciban su merecido varapalo electoral, ya sea por obra y gracia de Pablo Iglesias o por "el maniquí" de la PSOE o por Albert Rivera. Sea como fuere, también vamos a estar entretenidos también con un rezo que retumbará en la Península Ibérica, desde Algeciras hasta La Coruña: "Dios, si existes, haz que Mariano en su esquizofrenia por complacer a los votantes de Fuerza Nueva no nos quite el porno".

sábado, 20 de diciembre de 2014

Saber cuándo hay que parar

Hemos celebrado los compañeros de Medicina nuestra anual Cena de Gala, en la cual, aparte de ver a las futuras doctoras más bellas que ninguna mujer sobre la faz de la tierra (por este comentario NO espero ninguna muestra de afecto ni un gracias, estoy describiendo un hecho), pasamos un rato en familia y celebramos las pascuas juntos. Esta es mi primera comparecencia en la cena de gala. Antes de que haya lugar a dudas voy a decir que he salido muy, pero que muy contento de mi primera experiencia allí, y más aún teniendo en cuenta que llevaba año y medio sin ir de fiesta. En primer lugar quisiera agradecer a Maribel Valiente, Gloria Giraldo, Victoria Sánchez-Flor y demás gente del grupo D de Tercero de Medicina por su compañía a lo largo de la cena, ya que son unas personas estupendas las cuales les deseo las más felices de las Navidades. En segundo lugar, quiero agradecer a todos los grupos (A, B, C y D) de tercero su buen hacer y hacer de esta pequeña velada un hecho inolvidable. También quiero pedir un aplauso a mi amigo Juan Andrés Gualda, de segundo de medicina, el cual ha tenido la paciencia de un santo al soportar a seis promociones queriéndose hacer un selfie con él debido a su gran parecido al "pequeño Nicolás". Todo ha ido muy bien. Y ahora mismo estoy en mi casa blogueando esto.

Lo que más me ha chocado es la actitud de una compañera mía de segundo, la cual, cuando me disponía a salir del hotel sobre las 2:00 de la mañana para coger el taxi que me llevaría a casa me dijo: "¿Por qué no te quedas? Si ahora viene lo mejor". Lo que le respondí es la frase más simple y llana: "Hay que saber cuando parar".

Seamos sinceros: A partir de las 2:00-2:30 de la mañana un fiestero promedio en el sarao del año está con más alcohol en vena que un tonel de estos que hay en la fábrica de sidra "El Gaitero". Eso quiere decir que, si la noche para ellos ha terminado (si no eres consciente de nada, ¿cómo coño esperas divertirte? ¿O es que acaso el alcohol te ayuda a ahogar oscuros traumas no confesados a un terapeuta y que tienen más solución de la que crees?) para mí también. Soy una persona que disfruta con la conversación y el ver que la gente se emborracha como una cuba y no controla pues me parece un poco triste. Así que, aprovechando que el ambiente empezaba decaer, tenía a un amigo en fase de "Exaltación de la amistad" y mi amigo Juan Andrés se había marchado en una huida facilitada por mí, harto ya de que le dijeran: "¡Coño, si eres Francisco Nicolás!" (cosa harto comprensible), me fui a mi queli más o menos a la francesa, para no molestar a nadie.

También se da una curiosa circunstancia y es que el alcohol no me llama demasiado. Me da miedo perder el control con la bebida. No deja de ser una droga y por eso intento evitarlo. No tomo más alcohol que el que mi microsoma hepático está acostumbrado a beber. Y generalmente, no es una cantidad de alcohol excesivamente alta. Sin embargo tengo, como todos, algo a lo que soy adicto: al subidón de oxitocina de cuando una chica me besa. Es una sensación maravillosa, genial, que sirve como eliminador de problemas de lo más eficaz. No soy hoy quien soy si no hubiera tenido oportunos subidones de oxitocina cuando las chicas me besaban. Si no hay tampoco posibilidad de satisfacer el deseo amatorio, bien sea por ser educado y cívico con las chicas (que lo debo ser) o bien porque directamente ni les gusto (se suelen dar las dos condiciones), también estoy de demás. Razón demás para hacer una parada técnica y marcharme tranquilamente. Después de todo, demasiadas emociones fuertes por hoy: Mañana de prácticas en el hospital, cenar rodeado de chicas, probar un gintonic por primera vez (ni fu ni fa),  ayudar a un amigo a huir del componente coñazo de parecerse a una celebridad... Ya fue bastante por hoy.

Ahora son las 5:00. Hace tres horas que me marché de allí. Y ahora escribo esta entrada en mi blog con el fin de informar al mundo de que Yuri Filorov ha vuelto a la sociedad y hará apariciones fugaces como esta de aquí en adelante. Insisto en la fugacidad de mi retorno a la vida social. Pero el retorno es seguro.

jueves, 11 de diciembre de 2014

[Análisis Político] La mejor de las suertes para Alexis Tsipras. (Ευτυχώς, ο Αλέξης Τσίπρας.)

NOTA DEL AUTOR: Este post narra sobre Grecia, su crisis, su pobreza rampante y todo lo que la rodea. Los golpes de humor y el lenguaje empleado son en tono de humor con motivo de no provocar más lágrimas a los sufridos lectores cuando vean el drama griego del que el mundo entero va a ser testigo. Nada más decir esto, empieza el post.


Eduardo VII de Gran Bretaña en su casa era conocido como "Bertie" (Entre los no-sé-cuántos nombres que ostentaba el sucesor de Victoria de Gran Bretaña estaba "Albert"). También su Graciosa Majestad era conocido por ser ¿porqué no decirlo? un poco bruto. O si se prefiere, un poco "arao". Ante tan patética situación, la reina Victoria y el príncipe Alberto le mandaron a recorrer mundo con la esperanza de que tal "gañanería" que su vástago derrochaba se fuera quedando por esos procelosos mundos de Dios y que a su retorno a casa sólo restara el mínimo de chabacanería necesario para desenvolverse en el día a día (vamos, el argot sexual para chingar con las queridas). Hicieron mucho hincapié los padres de "Bertie" en que visitara Grecia, ese terruño que por aquel entonces era un país muy joven que acababa de sacar a tiros al Sultán de Turquía. Y así fue como "Bertie" empezó su viaje por el mundo.
Al regreso de Bertie a casa, sus padres le preguntaron: "Bien, hijo... ¿Y que tal por Grecia?". A lo que el futuro Eduardo VII (que luego sería un rey muy querido y todo) respondió: "Pues hombre, un poco raro. Porque allí te enseñan cuatro piedras mohosas y te dicen que es el templo de fulano o mengano y te lo tienes que creer".



Tras esta introducción (la historia que acabo de contar es real al cien por cien), nos toca hablar del tema del post. Este post va a versar sobre Grecia. Un país de 10 millones de habitantes (y otro millón o dos de extranjeros) el cual está apunto de recibir el pastel de bienvenida al club de los países más pobres de la Unión Europea de manos de los hermanos ortodoxos de Bulgaria y Rumanía. El turista que visita la República Helena puede encontrar toda clase de reliquias del pasado: el Partenón, el templo de Zeus, el Estadio Olímpico de las olimpiadas de 1896 (si, las del barón de Coubertin)... Y si van acompañados de su guía, puede que les enseñe ambulancias sin gasolina, hospitales públicos colapsados (si no cerrados por el famoso "Plan Democedes"), mapas políticos destrozados (por el "Plan Calícrates"), un montón de jovenzuelos con pinta de estudiantes lanzando molotovs a la "cana" y un montón de gente pasando de largo de la carnicería del tío Kostas. Lo que les está enseñando su guía forma parte ya del no menos agreste y poblado de ruinas paisaje heleno. Les está enseñando, parafraseando las palabras de Eduardo VII de Gran Bretaña, "cuatro piedras mohosas que los representantes políticos griegos de los partidos del "establishment"(sí esos que gobiernan en todos los países, no me preguntéis por qué) los mercados y Angela Merkel dicen que son la Sanidad Pública griega, la división administrativa griega, los estudiantes griegos y la clase media griega y que ¡coño, que nos lo tenemos que creer y se lo tienen que creer allí!"

Sí, señores, Grecia está en ruinas más de lo que ya estaba antes. Las desoladoras estampas que hoy se nos vienen al cacumen al pensar en Grecia son solo la punta del "iceberg" de una serie de problemas a los que los griegos no terminan de encontrarles solución. Y para colmo de sus males, ¡va a haber elecciones antes del 16 de junio de 2016!

Quizás algunos dirán (con algo de razón) que el único consuelo que les queda a los griegos es poder votar y decidir que hacer con un destino que hasta ahora parece en manos de los mercados y de la "Troika". Pero tampoco creo que sea mucho consuelo elegir entre la peste y el sida que supone elegir entre el fascismo y el comunismo. En Grecia no hay una pugna entre socialdemócratas y conservadores, sino hay dos pugnas: el discurso realista-dramático (la mejor tragedia griega escrita desde los tiempos de Eurípides) que ofrecen las fuerzas socialdemócratas y conservadoras habituales de "hay que pagar la deuda, los recortes son por el bien de país, no se puede vivir por encima de nuestras posibilidades, bla, bla, bla" y el discurso utópico que promueve SYRIZA (en griego las siglas de: "Coalición de Izquierda Radical") de "la democracia por encima de los mercados y de la "Troika", acabemos con el austericidio y la tiranía de los mercados, otro mundo es posible". La otra pugna que hay en Grecia es una pugna entre la democracia occidental y la dictadura fascista, encabezada por el partido "Movimiento Popular-Amanecer Dorado" del matemático más famoso de las cárceles griegas, Nikos Mijalolaikos (hay que ver que propensión tienen los matemáticos en ser filofascistas. Debe ser la venita de Spengler que les da con lo del orden y la exactitud). 

Si, señor. ¡Están bien jodidos! ¡Deberían pagarles por vivir allí a esa pobre gente! 

Por fortuna o por desgracia, los griegos tienen que decidir (el voto es obligatorio para los menores de 70 años). Y parece ser que se están decidiendo por votar a este tío...


(Ya les gustaría poder votar algo así) ¡Perdón, este no es! ¡Es este jambo al que de momento ven como primer ministro de Grecia!


Si bien puede parecer un tío muy normal, Alexis Tsipras tiene la dudosa gracia de ser el hombre al que gran parte de los griegos piensan votar. Su voto no abarca a cuatro ácratas carentes de Dios que quieren ver como Tsipras le da una sonora patada en el culo al sistema, sino gente de la destartalada clase media griega que no se traga las memeces de Samaras y de Venizelos y no quiere votar a los de Amanecer Dorado, funcionarios, autónomos, parados, gente sin seguro médico (valga la redundancia: en Grecia, hay 1,2 millones de parados de larga duración que no tienen asistencia sanitaria PÚBLICA. Esto es debido a una ley ya vieja -anterior a la crisis- en la cual todo aquel que no cotizara a la Seguridad Social de allí durante seis meses después de perder su empleo perdería la cobertura sanitaria y tendría que pagar por los servicios del Sistema Nacional de Salud griego), estudiantes que ven que no hay futuro, rojeras ateos come-popes... Como podemos ver, el señor Tsipras tiene un gran público dispuesto a llevarle a ser el primer funcionario del Estado. Pero la pregunta que hoy nos trae aquí es... Si ganara SYRIZA con el señor Tsipras a la cabeza las elecciones generales... ¿Cuánto de su programa podría realizar sin que Grecia salga catapultada al espacio exterior o sin que haya un golpe de Estado o una "revolución legal"? ¿Cuánto de de su programa podría dejar de lado Alexis Tsipras sin que su pueblo se lo coma por las patas?

¡Sí, hijos, sí! Alexis Tsipras tiene el mismo margen de maniobra que una sardina en lata. Porque es el primer gobernante de la historia reciente que debe hacer y a la vez no puede hacer. ¿A qué me refiero? Muy sencillo: la gente en Grecia está desesperada. Y gran parte de la desesperación la lleva Tsipras. El problema es que tiene que hacer como poco un par de políticas de EXTREMA IZQUIERDA para mantener contento a su electorado. Estas políticas de extrema izquierda pueden ser malentendidas por los mercados y pueden cortarle el grifo a Grecia, negándole así más préstamos, sacándola del euro y así mandarla a la miseria. Si hace políticas de extrema izquierda, también puede arriesgarse a un golpe militar (recordemos que el ejército griego es conocido por su conservadurismo y su nacionalismo) que crea que Tsipras pretende convertir Grecia en la Cuba del Mediterráneo. Pero, ¿es menor que el riesgo de que, al no hacer políticas de izquierda, su pueblo se le subleve o vote a Amanecer Dorado en masa? No tanto. Creo que merecería la pena que el señor Tsipras se arriesgara a hacer políticas "rojas". Más que nada, porque quizás demuestre no solo que él es el hombre que necesita Grecia, sino tal vez sea el que nos revele que otro mundo es posible, lejos de los fatalismos y de las maldiciones a las que tiene a los griegos acostumbrados los mercados o, como les decía Juan José Millás, los "terroristas financieros".

Cambiamos de hipótesis: Tsipras se caga en los pantalones ante Merkel y dice que va a pagar la deuda sin pedir reestructuración ni rábanos. Se arriesga que sus propios votantes le hagan una revolución. Hay un partido que le detesta principalmente, que es el KKE (Partido Comunista de Grecia).  SYRIZA es un partido cuyo germen era una escisión del KKE (Synapsismos). ¡Anda que no les pone la "ideíca" de hacerle la revolución a su escisión más "descafeinada"! Pero, ¡espérate! ¡Que los nazis también juegan a la democracia! ¡Ay como Tsipras fracase y pierda las elecciones contra Amanecer Dorado! ¡Más vale que coja el primer avión a donde pueda y se large de Grecia, porque los nazis vuelven a casa por Navidad! ¡Pobre hombre, la que le va a caer encima!

Como podéis ver, Tsipras ni ha puesto el circo y le crecen los enanos. Pero lo peor es que también el mundo entero estará mirando el resultado de la "experiencia Tsipras" con la misma ansiedad que si se tratara del "experimento Allende". Lo que pase en Grecia, en caso de que Tsipras gane las elecciones antes que Pablo Iglesias, líder de Podemos, Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida y Beppe Grillo en Italia con su "Movimento Cinque Stelle" (Movimiento Cinco Estrellas), será observado por los pueblos del mundo. Y en particular, por los otros PIIGS, en particular, en España y en Italia, donde han salido otros líderes similares a Tsipras. Cabe destacar como apunte que Synapsismos, la matriz de SYRIZA, ya formó gobierno con Nueva Democracia (Conservadores) y el KKE.

No me queda nada más que añadir, salvo desearle la mejor de las suertes a uno de los hombres más jodidos del mundo. No me gustaría nada estar en sus zapatos, porque ante él se presenta el país más jodido del mundo, con un paro del 26% y una deuda del 175% del PIB (gracias a Dios en España tenemos una deuda mucho más fácil de pagar). Ευτυχώς, ο Αλέξης Τσίπρας.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Cuando estudiar se vuelve más atractivo que todo lo que te rodea.


"Diciembre de 2014. Me llamo Yuri Filorov, tengo 20 años y estudio Tercero de Medicina. Me gusta estudiar, ver series, salir con mis amigos de Pascuas a Ramos, jugar a la Nintendo 2DS que me compré a modo de premio el pasado verano por salvar el curso en una situación complicada y... ¡Espera! ¡Las pibas! ¡Me encantan las chicas! ¡Me encanta que estén a mi lado, que sean amigas mías y ver que confían en mi! ¡Me encanta su compañía, sus dulces perfumes, su ropa! ¡Todo lo que tenga que ver con ellas me fascina! ¡Deseo de corazón entablar una relación con una de ellas para conocer más sobre el sexo opuesto!"

Así me sentía yo hace un tiempo. Y así me presentaba. Pero ahora me presento de la siguiente manera:

"Diciembre de 2014. Me llamo Yuri Filorov, tengo 20 años y estudio tercero de medicina. Juego a la Nintendo y salgo con mis amigos para combatir la psicorrigidez que me pueden provocar tantas horas diarias de estudio. He perdido el interés que tenía por el bello sexo desde que mi último ligue se aprovechó de mí como la puta zorra del infierno que era. Hoy podría ponérseme la guapa de la facultad desnuda delante de mis narices y lo único que haría sería suspirar de exasperación y decirle "¿no tienes frío, nena?". Sólo pienso en estudiar, estudiar y estudiar, en sacar los exámenes tan bien como me está yendo este año y en evitar las crisis como las del año pasado. Lo demás si no lo tuviera podría prescindir de él. Pero tengo mi Nintendo, tengo mis amigos, tengo a mis amigas y... todo eso lo tengo que mantener, más o menos, me guste más el status quo o no. A fin de cuentas, Bismark decía que no veníamos para ser felices, sino para cumplir con nuestra obligación... *sigh*".

Pues sí, hijos, sí. Si bien he salido de la crisis que me acompañó desde mediados de primero y todo segundo (en fase de recesión), las notas han mejorado y las chicas me vuelven a tratar bien, aún se palpan las consecuencias de mis actos (justas, en su mayor parte): Las chicas solo me ven como amigo y no como posible amante, ya que piensan que soy un picaflor que va una detrás de otra y al que la palabra amor no quiere decir nada. Todo lo que se aleja de lo meramente académico me es aburrido y tedioso y lo tiendo a evitar. Sigo sin tener un grupo de amigos en la facultad por la gran falta de interés que tengo en lo social. Paso de ir al gimnasio (total, vuelvo a casa todos los días andando). Mis sueños y aspiraciones se reducen en acabar la carrera y aprobar el MIR, viendo que lo demás me es esquivo. Ya nada de lo que me digan que no tenga nada que ver con pacientes, historias clínicas, fármacos y demás tiene sentido para mí. En resumen...

He salido de la crisis anulando mi subconsciente, dejando de desear cosas que cada vez más considero absurdas e inútiles. Por mí el sexo opuesto me puede seguir dando largas hasta el fin de los días (no voy a protestar, no voy a hacer daño, no voy a llorar ni a patalear, no voy a entrar agresivamente a las chicas. Eso se acabó. Punto y final), las novias que me vengan ser unas jetas descaradas (sé lo que tengo que hacer con las zorras de esa ralea, aunque no es agradable, pero lo haré), me puedo quedar más o menos solo (el que quieras estar a mi lado o no es decisión única y exclusivamente tuya, amig@ o novia. El día que te hartes de mí, habla con sinceridad y todo se acabará y todos tan felices). Mi Nintendo se podrá estropear (la llevaré a reparar y si no tiene arreglo, me joderé y me buscaré otro hobby). Todo lo que no es académico que produce indiferencia. Eso es inseguro, incierto, lleno de imprecisiones. Lo no-académico me hace sentirme en las manos de gente que no debería tener ninguna influencia sobre mí, de gente que pretende quitarme todo lo que he logrado en mi vida. Lo académico solo depende de mí, de lo que estudie, de lo que trabaje, de lo que razone, de lo que produzca.

He salido de la recesión y he tenido una recuperación  meteórica. Pero creo que todos deberían saber que esa recuperación me ha traído, a parte de la paz interior, una inmensa apatía en los planos amoroso y social. ¿Para qué intentar nada con Menganita o Zutanina, si me han dicho que no y además  puedo jurar sobre los Santos Evangelios con la más absoluta de las seguridades que yo les importo como amigo y nunca jamás se han planteado verme como amante?

Tal es mi apatía que voy a ir a la cena de gala de mi facultad, evento maldito para mí, como buena fiesta que es, y porque he intentado ir antes y jamás he reunido valor para ir. Tras esta declaración, alguien se preguntará: "Yura, ¿por qué lo hiciste realmente?" ¡Pues para practicar habilidades sociales en entorno laboral y demostrar al mundo que he vuelto a la civilización y que estoy preparado para socializar un poquito otra vez! ¡Menudo misterio! Ya me da igual lo que pueda ver: me da igual ver que se montan un trío tu amigo Fulano con las tales Menganita y Zutanina, que están como trenes!  ¡Me importa un bledo. ¡Que lo pase bien, el hombre, y que no le de una bursitis en la cadera de tanto chingar! Me da igual que la música suene atronadora, ¡mejor, así no escucharé mi alma y mi razón! Me da igual esperar a que se haga lo bastante tarde y la gente beba lo bastante para que me puedas marchar "a la francesa". ¡Si ya he hecho mucho cenando y felicitándoles las Pascuas! ¡Que más te da si van guapas las chicas! ¡Lo único a lo que he ido es a ser educado y dar una imagen de civilización que la gente pueda comprar! ¡Si querías sólo ver chicas guapas, bien vestidas y pintadas como puertas, ¡haberte quedado en casa viendo "porno para pijos" (glam porn, para los entendidos)! ¡Esas también son todas muy bonitas (y ahí puedes elegir de verdad)! ¡Todo lo que pase esa noche, realmente, me importa un bledo! ¡Fui a aprender habilidades sociales en ambiente laboral! ¡¿Lo demás?! ¡Me la suda!

Y ahora otra vez, me vuelvo a presentar:

"Diciembre de 2014. Me llamo Yuri Filorov, tengo 20 años y estudio tercero de medicina. Los resultados académicos acompañan y solo me interesa eso porque lo demás, me parece decadente, ruin y frívolo. Y eso, sin ningún tipo de reserva lo digo. Represento a ese sector social de inadaptados que todo lo que no les sale bien se la pela y que prefiere estudiar que hacer otras cosas. Al igual que el "pequeño Nicolás", utilizo mis contactos para tener poder e influencia, posicionarme en el mundo, mejorar mi imagen y obtener así mis objetivos: trabajo, sexo y dinero. Lo demás, me es ajeno por carencia real de interés. Tengo amigos porque gracias a Dios los tengo y muy buenos, puedo jugar a la N2DS porque puedo y me la puedo pelar viendo porno de Internet porque pagamos religiosamente la factura a Movistar. Pero podría vivir sin ello, solo estudiando o trabajando y sin ninguna posibilidad de que mis sueños se hagan realidad. Porque la vida no es fácil. Porque solo me interesa lo que sale en los libros".

domingo, 30 de noviembre de 2014

S-a trezit din somn de moarte, ca viteazul din poveste.


Se ha despertado de un sueño de muerte, como los valientes de las leyendas.

Alexei Mateevici. "Limba Noastra" ("Nuestra lengua") Himno Nacional de Moldavia.

Lo que os voy a contar a continuación no es ninguna lección de rumano, puesto que eso deberíais (si os interesa el idioma) aprenderlo en la EOI. Esta frase del himno nacional de Moldavia sirve como prólogo a la historia (y explicación real) de cómo he cambiado tanto en menos de medio año. Esto viene a raíz de unas experiencias que deseo que nadie tenga la ocasión de repetir o emular. Mi vida dista mucho de ser recomendable para el común de los mortales y si un cura me escuchara y estuviera comulgado (es lo que tiene ser un poco ateo y sin Dios), me excomulgaría ipso facto

Tras recuperar la Inmunología (asignatura tocha donde las haya), haber luchado (en vano) por una independencia que hoy la veo innecesaria y superflua, haberme enfrentado a mis compañeros de armas, creando un clima casi irrespirable, haber vuelto al mercado sentimental (mi lío con K.) me había dado un nuevo edge, quería un verano tranquilo, en el cual tuviera la capacidad de reconstruirme y prepararme a otro año. El primer objetivo se cumplió cuando la nota de Inmuno salió a la luz. El aprobado más que sobrado sirvió para que yo adquiriera una maravillosa confianza en mi mismo brutal: había vencido en junio. Medicina no era invencible. Y si se iba a junio no pasaba absolutamente nada, puesto que era estudiar sobre lo ya estudiado y tener el 5% de suerte necesario para aprobar. Había vencido a una de las peores asignaturas de la carrera a un solo exámen. Me sentía el puto amo. Dios en la Tierra. 

En ese verano medité como un adulto las causas de una bajada exponencial de mi rendimiento académico: En primer lugar, no estar a lo que debía estar. Mi obsesión casi patológica de querer salir con una belleza despampanante sin tener que "trabajarmela" (no en el sentido sexual -que también-, si no en el sentido amatorio, ya que trataba de conseguir una novia haciéndome un poco amigo de la chica en cuestión y luego lanzarme en picado sobre ella y espetarle que me gustaba. Evidentemente, era rechazado de forma mayúscula. Y eso, en mi pueril mente, me jodía y mucho). La determinación que saqué de mi proceso de meditación fue que el físico era lo de menos, sino que encajara conmigo. No me convenía una bella e inaccesible reina de la farándula, sino alguien más dulce, más afectivo, calmado, sin ínfulas de reina de la creación, con el que pudiera congeniar fácilmente (si bien me llevo bien con todas mis compañeras salvo casos aislados), sino alguien que pudiera entrar dentro de mí y no sintiera cierta sensación de rechazo, que no me provocara ansiedad, cuya presencia a mi lado sea sumatoria y no me restara fuerzas para vivir. Todo ha de ser a mejor. Y por ello descartaba automáticamente, salvo que demostrasen lo contrario, al 99% (por no decir al 100%) de las chicas de mi entorno. Las admiraría por sus méritos intelectuales y/o por su físico si así correspondiera (dentro de las reglas de la decencia y el decoro) y el primer objetivo de hablar con chicas era abandonar una imagen de marginado social y dar una imagen real y no distorsionada de un ser cordial y caballeroso y no un baboso-"palmero"-pelota al que se le veía el plumero demasiado y que daba una imagen falsa de segundas intenciones muy oscuras. Eso hizo que también aceptara la siguente frase que a modo de mantra repito hasta la saciedad cuando quiero intentar algo con una chica, con cualquier chica: no le gustas, no le gustaste y jamás le gustarás. Y así zanjé el tema de las chicas. ¿Para qué interesarse en ellas si la respuesta es de antemano un sonoro y rotundo no? Al no poder disfrutarlas en su plenitud, es decir, como el tres en uno que compone el continuo amiga-amante-madre (el que se supone que forma una pareja).y solo tener que contentarme con el amiga se daban dos factores: el primero, que perdería mucho el interés en ellas (me parecen hoy seres compuestos por un 33% inteligencia humana, 33% chásis (lo que los patanes llaman "el grado de buenorrez") y otro 33% afectivo sin más función que acompañarme en este viaje y ayudarme a socializar mejor con otras congéneres de su mismo sexo y, de esa manera, dar una imagen de aprobación social que me pueda permitir encontrar, esta vez de verdad, a mi medio limón. Aunque insisto en creer que el Eterno se ha hecho una limonada con ella). El segundo factor, su compañía me es amable y cariñosa, lo cual me abriría nuevos horizontes personales (Véase paréntesis anterior). Y así, el tema de las pibas quedó zanjado para siempre y empezaba mi despertar del sueño de muerte. Admito que en ese campo hoy ando un poco apático (ninguna me parece excesivamente interesante más allá de una buena amistad). Espero  que aparezca alguna que de verdad se interese por alguien que la va a respetar y a cuidar, así como que va a agradecer -y mucho- su afecto y todo lo que pueda aportarme su compañía, sus pensamientos y su piel suave y perfumada de mujer.

Si el comportamiento cívico empezaba por no ser un "halagaor" con las féminas y ser correcto y educado, tenía que expandir toda la cobertura de ese nuevo pacto a toda la facultad. Y eso pasaba por hacer las paces y empezar un proceso de reconciliación con mis compañeros de clase de siempre (que ha llegado ya a su punto álgido, ya que tanto yo como ellos se han mostrado receptivos. Admito que existen tres elementos cuyas vidas parece ser que no les dan todo cuanto quieren o bien porque necesitan un buen polvo y su falsa frigidez les impide exponer sus genitales a un extraño. A esos tres sujetos les deseo que encuentren la mayor de las felicidades y que sus ansias sexuales se vean resueltas. O eso, o que tomen All-Bran. Sea como fuera, la paz está hecha e incluso he recuperado la confianza de dos personas que creí perdidas en mi vida. Sed bienvenidos de vuelta a mi vida y espero no ser yo otra vez el causante de cualquier alejamiento que pueda surgir entre nosotros a partir de ahora.

Otro problema mío era el problema académico: Estudiaba de memoria "a lo bruto", como estudiaba en el instituto. Medicina es una carrera que en algunos casos tiene un componente de memoria importante (Anatomía es memoria, por ejemplo) pero sin embargo, algunas cosas, con leerlas de forma comprensiva y trabajar los apuntes subrayanándolos de manera eficiente (que no ponerlos como ferias) e leer, con paciencia. De esa manera, he logrado hacer más eficiente el estudio, no pierdo tanto la concentración y por consiguiente, rindo mil veces más. Y lo más importante, me divierto aprendiendo.

De esa manera, he logrado una paz tan harto necesaria, y mis resultados académicos están a la vista (no he suspendido nada desde que entre por la puerta en tercero -al menos, a fecha de la entrada-). De esta forma, todo va sobre ruedas. Entonces, ahora os preguntaréis: ¿y ahora qué?

Pues mi próximo reto es asistir a la famosa cena de gala de mi facultad. A este evento intenté asistir el año pasado, pero un ataque de ansiedad delante de mi amiga Maribel, así como unos pobres resultados académicos (la cosa no acompañaba, desde luego) hicieron que me retractara y revendiera la entrada. Pero este año es diferente. Las cosas marchan bien, mi relación con las chicas va perfectamente y ya no soy dependiente emocionalmente de nadie, salvo de mí, me he reconciliado con mis compañeros y he recuperado amistades que estaban en stand-by. Me preguntaba un amigo si estaba preparado psicológicamente para ir a ese evento y yo le respondo: considero que es hora de hacer un esfuerzo e ir a ese evento. Más que nada porque nuestra vida profesional va a componerse también de cenas de empresa, de centro de salud, de servicio, de hospital, etc, etc... Y creo que es positivo que  me vaya familiarizando con los usos y costumbres de estos eventos, puesto que no quiero quedar como el sombrón del sanatorio no asistiendo. En suma, mi presencia en la cena de gala es meramente curricular, para mejorar mis habilidades sociales en la medida de mis posibilidades, siempre y cuando eso no vulnere de ninguna forma las reglas básicas de la cortesía y las leyes vigentes en territorio español. Esa noche va a ser la apoteosis de mi proceso de "reeducación para la civilización". Un proceso que ha durado casi tres años y que ha sido muy difícil. Y a partir de ahí, al cielo.

Y sin nada más que añadir, os espero en el próximo post. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

No aprender de la historia (de uno) es estar condenado a repetirla hasta el infinito.




El objetivo de mi post de hoy no es daros hambre ni mucho menos meteros una filípica. En mi post de hoy voy a hablar de esos errores que hemos cometido todos y cada uno en el pasado y que, al no entenderlos, estamos condenados irremediablemente a repetirlos hasta la saciedad. Y no me refiero a esos errores que son en las chicas el típico "Oigh, me debí haber comprado los leggins negros en Pull&Bear, que con estos blancos voy enseñando las braguitas de topos negros tan monas que llevo" o en el caso de los chicos el típico "He metido la camisa hawaiana azul celeste con un polo rojo y ahora se la puedo vender por Ebay al bueno de Boris Izaguirre!... O más bien a Jesús Mariñas". No, me refiero a esa clase de errores consistentes que gafan toda tu trayectoria y que te impiden progresar como persona, encerrándote en una espiral de odio, rencor y frustración.

Lo primero que hay que hacer es detectar el error. Eso es lo más fácil de lo que disponemos. Si no eres capaz de localizar tu error, es que eres, literalmente, el tonto (o la tonta) de Coria. Todos los hijos de Dios que habitamos en la verde tierra del Señor (o como dice Eduardo Inda, en la casa de la pradera) tenemos "ese pequeño defectillo", ese "petit mal no epiléptico", ese fallito que hace que nuestro acné sea hasta bonito y todo porque es espantoso

Si has sido lo bastante listo como para localizar tus puntos débiles, el siguiente paso es compensarlos o en caso de no poder compensarlos (la igualdad de buenos propósitos no significa igualdad de buenos resultados), lo que hemos de hacer es inmediatamente evitar cualquier estímulo nocivo y dañino que puedan inmediatamente provocar que nuestro pequeño error social se haga manifiesto. Como siempre lo fácil es lo de siempre: escaquearse, salir por piernas, meterse debajo de la manta a esperar que todo pase mientras rezamos porque la humanidad nos haya olvidado de nosotros y que cuando volvamos a la sociedad (ojo: tú decides cuanto tiempo quieres ser un cobarde y huir) nos tengan que preguntar nuestro nombre porque no se acuerdan de nosotros. Pero yo creo que, si somos adultos, hemos de acostumbrarnos a coger el toro por los cuernos y hacer frente a nuestros problemas. Y para hacer frente a los problemas, pues simplemente hay que estar vivo: dar señales de vida, hacer cosas por los demás sin esperar nada a cambio, olvidarte de las petardas que no te hacían ni caso, creer que hay esperanza para todos y que todos podemos estar casados con Mister Universo o con Miss Venezuela, que podemos ser reyes por un día, que por un día podemos salir en el periódico o formar parte de la historia de este lugar llamado Mundo como si fuéramos Forrest Gump (o "el pequeño Nicolás"), que todos podemos vivir mejor que en Islandia y tener un coche con más cilindrada que en Catar. ¡Soñar es gratis! ¡Soñar es bueno! ¡Soñar nos permite vivir los días con ilusión y hacer nuestro trabajo día a día! Si no tuviéramos los sueños, ¡nos tendríamos que suicidar! 

Pero gran parte de los errores los cometemos porque nos obcecamos en conseguir cosas que son imposibles metafísicos, tales como político honrado, wasabi dulce, tonto listo, silencio estruendoso, banco pobre... Hemos de adaptar los deseos a nuestras posibilidades (que en muchos casos, por desgracia, son muy limitadas). Recordemos que también nuestros deseos no se suelen ajustar a la realidad de nuestras necesidades: Podemos haber anhelado salir con un bellezón de la hostia, pero si la chica luego valora más estar hecha un pincel que el pasar un buen rato despeinándose en la cama con un chico que se la quiere comer a besos (y matar a polvos) pues hemos hecho un pan con unas tortas. Podemos desear conocer el amor de nuestras vidas, pero el mostrarnos muchas veces ñoños, bisoños e inocentones (es un problema típico de gente con carreras de alto elitaje intelectual que en ocasiones retardan mucho el nivel de sociabilización, como por ejemplo, medicina) nos pueden acercar a ciertas personitas tóxicas que probablemente quieran hacerse con parte de nuestro bien ganado dinero o aprovecharse de nosotros para obtener según qué cosas. Saber qué queremos, tener las ideas claras, nos ayudará a tener un día a día más plácido y viviremos mejor.

Resolver nuestros pequeños problemas es una obligación. No inmediata, pero cercana. Y debemos todos ser consecuentes en que nadie los puede resolver por nosotros mismos ni tiene obligación moral de hacerlo. Hay que ser fuertes. ¡Hasta la próxima entrada!

viernes, 10 de octubre de 2014

No quiero acabar siendo como House



Confieso ser un fan de la serie "House". La forma en que House resuelve los casos, las relaciones entre los distintos personajes... Creo que estamos ante una serie de televisión bastante decente y con guiones bastante trabajados. Quizás lo que más me gusta y me chirría a la vez de la serie es el propio House. Es un genio, con un don para la medicina, con un liderazgo nato e indiscutible. Tiene todo cuanto quiere (salvo la movilidad de su pierna derecha). Sin embargo, no es feliz. 

Esto viene de una charla con una amiga mía sobre el propio House. Ella concluye que él es feliz teniendo tendencias autodestructivas, siendo un capullo irreverente e indisciplinado. Yo opino que alguien como él no puede ser feliz. Ahora expongo las razones.

House no es feliz. Nunca lo ha sido. Quizás sea por su gran inteligencia, que le hacía ver la fealdad del mundo que le rodeaba. Quizás sea por su carácter o sus experiencias personales. O simplemente quizás porque ha hecho tanto el capullo y se ha dado cuenta de que la gente le tiene fichado como un hijo de puta integral. No lo sé. No creo que un personaje así, misántropo, putero (quizás busca en el sexo un sucedáneo del amor que cree no poder conseguir), sarcástico, melancólico (por mucho que se haga el duro), herido por dentro y por fuera, por mucho que tenga esa inteligencia y ese puesto envidiado por muchos de "médico-dios", pueda ser feliz. ¿Porqué? Porque yo estuve a punto de convertirme en alguien como él.

En la ficción de "House", House, a pesar de sus taras, era un triunfador. Un triunfador acostumbrado a morir de éxito, ya que hacía lo difícil (salvar vidas, ejercer la medicina con genialidad), pero no era capaz de hacer lo fácil, que era poner su vida personal en orden: no perdonó a Stacey por haber aprobado mientras él estaba en coma la operación que le costó la movilidad de la pierna de House y con ella, los dolores crónicos y la adicción a la vicodina. Tampoco es capaz de tener una relación normal con sus compañeros de trabajo y menos con su mejor amigo, Wilson ni ha tenido valor de pedirle salir a su amada Lisa Cuddy (tuvo que ser ella la que le empujara a una relación romántica con ella). Tuvo que dejar la vicodina pasando una horrible terapia de desintoxicación... En mi caso, no he perdido la movilidad de mi pierna derecha (solo cojeo un poco por consecuencia de dos esguinces que me hice en menos de un año en la pierna derecha), tengo una relación normal con mis amigos. Sin embargo, tengo una cosita que me hace especialmente susceptible a morir de éxito: me gustan (mucho, es decir, demasiado) las chicas.

Soy un triunfador en la vida real: estudio medicina, tengo amigos, voy sacando la carrera a curso por año, vivo cómodamente y sin privaciones (pero tampoco con demasiados lujos), y soy aceptado socialmente entre mis pares sin tener que ir necesariamente de farra desenfrenada. Siempre he creído que me faltaba una cosa: una chica que me quisiera y estuviera a mi lado. He intentado estrategias de seducción chorras propias de un "fichas" y ninguna de ellas ha dado resultados. Los rechazos eran de gravedad diversa: o las chicas se sentían tan pagadas de sí mismas que les sentaba genial la declaración y te rechazaban como las reinas, o te querían matar por solo haberles dicho que las matarías a polvos y las querrías como si fueran princesas. Sé que no estuvo bien, y pido perdón. Pero lo peor de esto es que cada rechazo me avinagraba el carácter. Me amargaba, me volvía infeliz. Mi pensamiento era casi únicamente para la frase: "¿cómo le puedo arrancar las bragas a Iris (nombre falso)?" El amargamiento hacía que me volviera agresivo, violento, tanto con los que quería como con los que eran extraños para mí, con mis camaradas médicos como con mis familiares y amigos más cercanos.

El año pasado estuve muy presionado por la idea de salir con una chica de gran belleza y lo pasé fatal. Casi me fastidio el curso y gracias a dios he llegado a tercero limpio. Estoy contentísimo. Pero lo pasé fatal. Casi pierdo todo. Si no llega a ser por una aventura que tuve con una chica (que luego resultó ser una puta aprovechada que solo quería mi dinero), hubiera muerto de éxito.

Ese verano, tras aprobar Inmuno en Julio, hice exámen de conciencia (el equivalente a que House fuera a Mayfield) Deduje que el físico no era lo más importante para el amor, si no la personalidad. Decidí que el hacer el fichas estuvo muy, muy mal y decidí empezar una nueva etapa en mi vida. Una etapa en la cual no tendría tensión de ninguna clase y viviría feliz. Mi primer objetivo es que yo fuera feliz, pasara lo que pasara. Soltero, casado, cliente de prostitución, con amante, de pajillero, con amigos, sin amigos, con más o menos laureles académicos... Quería ser feliz a cualquier precio.

Empecé tercero de carrera. Las cosas van bien. El estar menos amargado ha hecho que me lleve mejor con mis compañeros de clase, que tenga una relación distinta con las chicas (he recuperado la amistad de alguna), que no me ponga tan nervioso, mis notas han mejorado exponencialmente... Incluso creo que mi nueva imágen personal y física (gafas nuevas, corte de pelo nuevo, he adelgazado)  ha hecho que a alguna le haga gracia. No lo sé, pero si digo la verdad, prefiero que busque a otro que la pueda hacer más feliz que yo. ¿Por qué, si Michel Roissy es Michel Newman, un hombre nuevo, rechaza la oportunidad de salir con semejante angelito que tiene todo lo que le gusta en una chica? Porque Michel Roissy quiere chica. Pero no quiere a una chica perfecta (que ninguna lo es), sino una adecuada para él. Y esa chica que creo que le gusto es demasiado buena hasta para mí. 

¿Y cuáles son los objetivos de Michel "Newman" Roissy? Para este año lo que quiero es pasar lo más limpio a cuarto, no pasarlo mal socialmente, tener buena onda con mis amigos y la gente de la facultad y luego, (si es humanamente posible, porque todo no se puede tener en esta vida) salir con alguna chica (o al menos, tener una aventura sexual con ella). Todo ello supeditado al objetivo de ser el hombre más feliz de Medicina en Albacete. Porque casi me convierto en House y casi la cago con mi existencia. Porque aún tengo mucho por hacer con mi vida. Y porque he decidido ser mejor persona y más feliz.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Virtudes públicas, vicios privados VS Virtudes privadas, vicios públicos.




Nuestros padres nos han enseñado a hablar, y el mundo a callar. 
Proverbio checo

Que ahí fuera hay una crisis moral paralela a la económica no hay ni que decirlo. Abuso de los recursos del Estado, analfabetismo funcional (eterno amigo del politico de "la casta", eterno lastre para la ciudadanía), modas frívolas cada vez más arraigadas y seguidas por la gente sin cuestionarse a dónde les lleva Internet o el Vanity Fair (cuyo culmen ha sido alcanzado por el llamado "ice bucket challenge"),  preocupaciones chorras que podrían plasmarse con el meme "First World Problems"...  Contra todo pronóstico, en lugar de hacer entre todos una sociedad mejor, creamos una sociedad que, si bien no es tan hipócrita como antes, es mucho más despótica con la gente que no cumple sus estándares, basados en una imitación mala, cutre y tardía del llamado American Way Of Life.

Creo que sería interesante que leáis lo que puse en mi entrada La patológica libertad del "Occie" para entender parte de la linea de pensamiento que desarrollo (aunque no es necesario). Antes la sociedad se regía por aquella conocida frase "virtudes públicas, vicios privados". En la Europa democrática y supuestamente "progre" de los setenta, si bien por la mañana se manifestaban contra el régimen del general Franco, por la tarde se ponían en comités a dar los llamados "visados de censura" a las películas, tal y como hace la Congregación para la Doctrina de la Fe (otrora Santo Oficio) para citar el índice de Obras de Arte prohibidas. Sociedad hipócrita, con valores en decadencia y con ideas nuevas en movimiento e incluso en acción. La gente se reunía a hablar, a debatir, a sacar enfrentamientos entre qué es vicio y qué es virtud. ¿Los pobres eran pobres por elección o por desgracia? ¿Es moralmente aceptable que una chica llegara "estrenada" al matrimonio? ¿Está bien ser ateo? ¿Era el marxismo el demonio? ¿El tabaco era perjudicial para la salud? ¿Si se curaba uno, era por que el Eterno quería o porque el médico acertó de pleno?

Todo eso era discutido en aquella época en que se podía fumar en el plató de Televisión Española en encarnizadas trifulcas dialécticas con dos protagonistas: En un lado, señores de traje de chaqueta acompañados de sus bellas, distinguidas y remilgadas señoras, también en traje de chaqueta (con falda eso sí) y con crucifijo de plata al cuello, más sumisas que O tras pasar por el castillo de Roissy y que de abrir la boca, repetían alguna frase que habían oído del púlpito el domingo. Debatían contra parejas jóvenes "en pecado", vestidos a la moda y enamorados de la moda juvenil, con tejanos, camisas bonitas y trencas los chicos; y chicas con blusas ceñiditas y pantalones vaqueros pitillo. Y terminaron imponiendo su visión del mundo contraria a la sociedad hipócrita en la que crecieron. Esos tertulianos que hoy serían unos seres muy normales, eran nuestros padres. 

Hasta bien entrados los ochenta, ambas visiones se enfrentaron. Pero poco a poco, la contestación de una generación se iba apagando: nuevos tiempos, nueva tecnología, nuevos modos de ver la vida, viejos vicios que ahora no eran tan depravados y que incluso gozaban de aprobación social... Una nueva sociedad hipócrita se empieza a engendrar. La visión de la postguerra mundial tenía, tardíamente, su victoria. Ya no se miraba las ideas, la visión del mundo, los proyectos de futuro. Se miraba el vestir, el coche, las ruedas que le ponías, dónde y qué comprabas. Los pubs de música tranquila y de charlas larguísimas para arreglar el mundo cerraban, dando paso a discotecas, salas de fiestas... Lugares que no son precisamente para hablar, sino para presumir y aparentar lo que uno quizás no es. Aquellos señores trajeados tuvieron su victoria, aunque ahora llevara permanente, tacones de aguja y fuera pintada como una puerta, en lugar de ser bella, pero sobria, casta y virginal o repeinada con la raya en medio con jersey de pico, pantalones de tergal y zapatos de "chúpame la punta".

La actual sociedad hipócrita (menos que su sociedad matriz, pero también muy hipócrita a su modo) es una sociedad que, si bien su matriz vilipendió la dictadura del proletariado y ridiculizó la influencia americana, aprendió rápido las mañas del Pacto de Varsovia y del llamado Mundo Libre. Es una sociedad programada para destruir cualquier reducto de aquella a la que en los setenta y ochenta se enfrentó. Resurgida de sus cenizas, es una sociedad que invade con marketing, consumismo feroz, propaganda sociopolíticocomercial, personajes maniqueos que parecen fabricados en una cadena de montaje... Critica la hipocresía cuando en su genoma tiene la hipocresía insertada. Tiene el control mental de la población, tal y como lo tiene la sociedad americana y lo tuvo la sociedad soviética. Eso sí, predica la máxima libertad. Como decía Lenin: Libertad sí, pero ¿para quién? ¿Y para hacer qué? ¿Para el que vive sin pensar en el mañana? ¿Para el que piensa que toda su vida va a tener dieciocho? ¿Para ir de farra y no hacerte preguntas? ¿Para ahogar en alcohol tu alma? ¿Para ganar el mundo y perder el alma? ¿Para hacerle sentir a otro acomplejado porque no tiene tantos músculos como tú? ¿Para someter a los que no piensan como tú? ¿Para convertir los institutos en copias burdas de los americanos? 

Desgraciadamente, a eso a quedado reducida la libertad: a seguir los mandatos de la dictadura del qué dirán. Al igual que en las naciones del Pacto de Varsovia y la América con el Comité de Actividades Antiamericanas. Y esa sociedad enferma tiene consecuencias. ¡Curioso ver que una sociedad que cree que ninguno de sus actos tiene consecuencias cause tantos problemas a su alrededor y, en particular, en su seno! Y luego, se regodea subiendo a la red vídeos con testimonios sobre víctimas de bullying o sobrevivientes de intentos de suicidios, cartas de despedida de suicidas que no se sabe si lo lograron, gifs animados de películas amorosas cutres... Y luego son ellos mismos los que han hecho bullying, han practicado formas de discriminación feroces y muchas veces injustificadas, basándose en los mismos (pero con otro nombre) criterios de la sociedad matriz. Y luego... ¡Defensores de los débiles y desvalidos de la existencia! ¡Que no me defiendan, por los clavos de Cristo!

Estamos asistiendo a la sociedad más enferma mentalmente (que no físicamente) que se recuerda. Esa gente es muchas veces víctima de esta sociedad enferma, ansiosa por aparentar en las redes sociales una felicidad que probablemente sea más falsa que un euro de plastilina. 

Decidme, ¿es verdadera? 

En algunos, sí, porque forman parte del genoma de la matriz. Pero en otros, sus miradas revelan desdicha. Desgracia. Pena. Desean ser libres. Libre para poder hacer lo que en sus corazones desean. Libres para poder decir al cielo que desean de corazón ser amas de casa sin que las llamen beatas del Opus por no ser de ejecutivas agresivas. Libres para poder tener éxito en la vida sin pisar una discoteca. Libres para creer que hay otra cosa en la vida que no es el aparentar, el dinero, o los coches de gran cilindrada. Libres para creer que hay valores, que hay amor, que hay esperanza, que hay pasión, que hay una sociedad en la que no hay caretas ni dobleces.

Ahora, para finalizar esta entrada, quiero que penséis en unas cosas:

Si llevas flores en la cabeza como las modelos rusas, demuestra que también llevas flores en tu interior hablando como los ángeles.

Si te educan para ser un príncipe, recuerda que debes ser ejemplar. Algún día, llevarás un cetro y una corona. Y lo mismo si eres reina

Sigues la moda. No es pecado ni problema. Pero atrévete a crear tu propia moda. ¡Sé original!

Haz que la bondad y el respeto sean trending topic en tu entorno.

Ayuda a quién se sienta perdido a encontrar su camino. Pon tu cultura, tu conocimiento, tu afecto, por muy escasos que sean, al servicio de las personas que para ti valgan la pena.

Nada de "si fuera más guapa y un poco más lista". Todos somos hijos del Señor y todos tenemos luces y sombras. Y tú, en tu pequeña grandeza, eres perfecta y para alguien serás perfecta.

Una cara bonita adornada con un carácter infumable convierten a la mujer más bella en una del montón.

Hay vida más allá de tu último ex. No te acomplejes.

Si quieres hacer cosas de adulto, compórtate como tal.

No reces para cambiar el mundo. Reza para que el mundo no te cambie a ti.

Muchas gracias y buenas noches.





martes, 2 de septiembre de 2014

TRIBUNA: Nuevo año, nuevas mañas, por favor - Manifiesto para un curso ejemplar, la dignidad de las personas y el respeto a nosotros mismos.


Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta uruguayo.

La Facultad de Medicina de Albacete se dan cita durante nueve meses al año, cuatro semanas al mes, cinco días a la semana, las mejores cabezas de este país. Una demostración del poderío académico (que no intelectual) de esa gente es que pueden permitirse el lujo de desperdiciar el bien más escaso del estudiante de medicina: el tiempo. Unos lo pierden yendo a fiestas de las que salen con los pies por delante en una camilla del SESCAM, debido a su alto nivel de alcohol en sangre. Otros dedican buena parte de sus horas muertas intentando cambiar un mundo hostil el cual, por desgracia y a pesar de los buenos esfuerzos de mucha buena gente llena de buena voluntad, no tiene viso alguno de cambiar. Y luego están los que se permiten  tirar el siempre (al menos para mí) escaso tiempo para estudiar por el desagüe haciendo mobbing a los compañeros (supongo que en su desconocimiento de lo ferozmente penado que está el acoso laboral). 

Y alguno dirá, reproduciendo aquella frase del protagonista de un anuncio de una conocida firma de automóviles japonesa "¿Y Franco que opina de esto?"... ¿Y Delegación que opina de todo esto?

Esa es muy buena pregunta, las cosas como son.

El cambio de delegados de este año pasado en la Facultad desde primero a segundo ha traído una serie de actitudes que me parecen infames, indignas e impropias de los profesionales de la salud y, sobre todo, de aquellos que trabajamos al servicio de los otros en instalaciones del Sistema Nacional de Salud. Todas estas actitudes se resumen en un menosprecio a la dignidad de las personas por parte de ciertos elementos que formaron parte de la Delegación de la XIV Promoción (subrayo ciertos para que se vea claramente que no son todosmás preocupados de su imagen de -por así llamarlo- "animadores socioculturales" y de personas "populares" que de sus deberes como líderes políticos del estudiantado y amenazas de estos a personas que solicitaban hacer ejercicio de sus inalienables derechos como individuos. 

Por tanto, ¿y Delegación que dice de esto? Delegación dice la nada con sifón (eso sí, con mucho sifón). No opina ni de cómo hacemos uso de nuestro tiempo libre (¡para eso sí hay (y ha de haber) manga ancha mientras no se dañe a los demás!) ni sobre la imagen lamentable de algunos cargos electos que hubo en su seno el pasado curso académico. Quizás porque en parte la institución se ha contaminado de las mañas de cierta casta de señoritingos que creen que son la leche y que creen que nadie les juzgará por sus actos, sino por sus actos "guays" propios del instituto (que luego no hacen tanta gracia) y sus caras bonitas (cosa a la que sí están más acostumbrados).

No me quejo por haber sido víctima del siniestro sistema de elección de grupo impuesto casi a punta de rifle de asalto por parte de ciertos elementos de alto rango de Delegación  de la XIV Promoción, en un abuso de poder y haciendo una interpretación antidemocrática e interesada de lo que salió en las urnas electrónicas el día del referendum (el mejor invento de Delegación en los quince años de vida de la Facultad)

No me quejo de que en el sorteo en el que quedó reducido mi derecho a decidir (aceptado como mal menor y, principalmente, para que al pobre subdelegado de curso de segundo de la XIV Promoción D.G.A. no se lo comieran vivo y el pobre pudiera vivir en paz y felicidad) me haya tocado el mismo grupo en el que llevo los últimos dos años (entre otras cosas, porque ninguno de los perpetradores de este acto de robo de la democracia es de mi grupo de siempre. Y lo que es más, el actual grupo B (antes grupo 1) y yo hemos hecho las paces, celebramos nuestra reconciliación y ahora no los cambiaría por nada en el mundo). 

Me quejo de que ciertas personas hayan presionado a un miembro de alta gradación de Delegación para negar el derecho a la libre elección. Me quejo de que hayan amenazado a compañeros para que no fueran a determinados grupos con hacerles el vacío y darles de lado, cuando ellos no habían hecho nada malo a nadie desde que entraron por la puerta de la Facultad por primera vez en primero. Y de lo que más me quejo es que haya tenido que ir hoy, a primera hora de la mañana y en ayunas (¡ojo al dato!), a hacer valer los derechos fundamentales de compañeros y evitarles así un ostracismo injusto, vil y deleznable. Y volvería a ir allí a primera hora de la mañana y en ayunas, recién levantado, a defender sus derechos una y todas las veces que haga falta. 

Va a empezar un nuevo curso académico. Este curso es un signo evidente de madurez: vamos a ir al hospital, vamos a estar con enfermos de verdad, vamos a aprender Medicina con eme mayúscula, vamos a tener una experiencia inolvidable al lado de médicos y demás personal sanitario. Seremos veteranos (ahora sí) de esta guerra llamada medicina. Seamos dignos de ese honor y recordemos que lo que nos hacía tanta gracia con dieciocho años no hace ya tanta gracia con casi veintiuno-veintidos años

De esta entrada no pretendo sacar ningún provecho político, porque no pienso ni presentarme ni votar a ningún candidato que se presente en las próximas elecciones a delegación de la XIV promoción de Medicina (hoy en tercero), y porque la imagen de impunidad de ciertos Mussolinnis e Imeldas Marcos de opereta ha calado muy hondo en el estudiantado. Pero quiero que todo esto que os acabo de contar se sepa. Quiero que se conozca que, para que unos sean tan guays y divinos de la muerte otros tienen que sufrir mobbing gratuíto y ver sus derechos individuales mermados y su dignidad menospreciada.

Quiero que se conozca la espiral de vanidad, frivolidad y puerilidad casi patológica que se ha creado en una facultad de alto elitismo académico cuya buena fama empiezo ya a considerar inmerecida.

Porque cuanto antes se sepa y se censure, antes podremos seguir con nuestras vidas académicas y no tendremos que levantarnos todos los días para defender a otros más débiles en ayunas.

¡Viva la UCLM, la Facultad de Medicina de Albacete y el Grupo B, y su líderesa, C. G. B.! ¡Viva el CEEM y su líder supremo, Juan Pablo Carrasco! ¡Viva la Delegación de Alumnos de Medicina en Albacete, libre, abierta y democrática! ¡Mueran los tiranos que mancillan nuestro buen nombre!







RELATO: Un día hecho por una máquina.

Se despertó a las cinco de la mañana. No podía dormir. Se levantó y se hizo un café calentito que se lo tomó en la cama. No tenía ganas de ir a ningún lado. Era lunes, pero no tenía que trabajar. Y de haber tenido que ir a trabajar, no hubiera ido. Estaba perdido. Perdido como ningún hombre en la tierra. Su corazón estaba emponzoñado con el estigma del pobre que hubo un día que el mundo se fue al carajo. Decidió hacer algo para entretenerse, huyendo de aquellos pensamientos funestos que le acompañaban: Estoy de baja, pero cuando quiera volver, me darán el finiquito y quizás Anita, una suerte de ángel emputecido que por no perder su empleo tenía que tirarse al ichi-ban de la empresa, le daría un besito en la mejilla a modo de despedida. Era la única que le caía bien en aquel antro de lameculos y vástagos del nepotismo imperante en la empresa privada, que, a pesar de ganar dos veces el salario mínimo, se creían ejecutivos de una gran empresa. Fantaseaban. ¿La mitad? En la puta calle. ¿La otra mitad? Ya sabeís. Yo soy el pelota primero...

Otra vez pensamientos negativos. El psiquiatra le había animado a tener una vida más positiva. Miró alrededor. Su habitación. Tres paredes blancas, una ventana, una televisión, una cómoda, el armario... Anodino todo. Gris todo. Daban ganas de pintarlo todo de negro. Suicidándose se pondría todo negro. Negro como la nada, negro como el carbón... Stop pensamientos negativos. Encendió la tele. Lo único que ponían eran programas de concurso que eran engañifas toleradas por el Estado presentadas por reinas de la belleza caídas en desgracias. Puso la televisión pública. De momento, ponían un relojito. Sonaba de fondo un programa de música jazz. La música amansa a las fieras. 

Se tendió en la cama. Miró el relojito moverse. Tic, tac, tic, tac, tic, tac... Infinitas veces. En ese momento, dieron las seis. Una voz femenina en off dio los más afectuosos saludos desde España y anunció la programación del día. Sonó el himno nacional, con la bandera nacional de fondo, flameando en un hermoso cielo azul. Empezó un programa especial dedicado al estado de la mar. Todas las mañanas, cuando trabajaba, se levantaba con el estado de la mar, por radio. Antes usaba la televisión como despertador. Ahora, usaba la radio. ¿La razón? La radio era más amigable desde que murió Helena. La locutora que hablaba de vientos de fuerza cuatro en la Mariña lucense le recordaba a Helena. ¡Qué vacía la vida sin la nenita! Si hubiera podido morir con ella... 

Tras el estado de la mar, llegó el telediario matinal. Estaba presentado por otra esclava moral semejante a Anita, solo que sometida brutalmente a la dictadura del Estado. Sus ojos dejaban traslucir, por mucho Vispring que le echaran, su intervención en las orgías brutales que la casta gubernamental daba en sus mansiones de Pozuelo. Sumisa. Muy sumisa. Leía las miradas de ella. La primera le dijo: "Quiero morirme. No es vida." La segunda: "Lo que estoy leyendo son sucias mentiras que me perpetúan en un mundo de horror". Dentro noticia. Una mujer bella, resuelta, morena, con las mismas dotes de mando que un tirano, hablaba a unas Cortes que estaban llenos de varones y féminas vestidos de colores anodinos. Distinguió a un joven diputado de la oposición mirando a la tirana con pavor. Él quedaba asombrado como el género femenino había evolucionado desde la sumisión en una escalinata triunfal hacia el poder absoluto. Entonces, cómo es que la presentadora, la perfecta burócrata y polvo insignia de los amiguitos de la Lideresa (tal vez incluso de la propia Lideresa de ese Estado semisiniestro y ordenancista hasta la nausea). Cambio de noticia. Otro alto politicastro salía en la tele. Mejor encarado que la posible dominatrix anterior. Sonriente. Hablaba de cambio. ¿Cuál? ¿El de su Citröen AX por un Rolls-Royce? Cachondeo puro y duro. 

Apagó la tele. No le gustaba ese mundo repetido, hecho como por obra y gracia de una máquina. Caras tan similares, mundos tan horripilantes...  España, ¡qué alegre te vendes y cuántas dobleces albergas! ¿Te hacen en serie? Stop pensamientos negativos. Otra vez la omnipresente voz del psiquiatra aconsejándole. Si mirara este mundo de mierda, entendería a lo que me refiero.

jueves, 21 de agosto de 2014

Psychoworld Of The City Of Fauxness: El "gángster".



Siempre sentado en su sala semi-oscura, en un buen sillón, rodeado de jóvenes eslavas. Muy hermosas. Ellas competían silenciosamente por ver quién era más complaciente con él y a cuál escogía como compañera. Eran chicas objeto. A él no le importaba esa competición ni mucho menos el hecho de que las chicas estuvieran por su poder. Bastaba con que ellas estuvieran a su lado. Al fin y al cabo, de mamá no heredó precisamente el gustar a las chicas con veinte años, don que sí su padre disponía.

Las acarició. Cerró los ojos y se dejó embriagar por el hermoso perfume de la de la izquierda, mientras que la de la derecha le lamía el cuello. Viajó su mente a su infancia, cuando su abuelo le contaba historias de juventud. Su mente recordó aquella historia de cuando su abuelo fue a aquel seminario donde este había tratado de tener una vida moderada al servicio del Señor y de su pueblo. Recordó aquella historia del pater que le impartió sexualidad y que repetía siempre esa frase de "El hombre es fuego y la mujer, estopa". Dos semanas más tarde, fue expulsado del seminario y, un mes después,  Peter Faustin empezó su periplo en el mundo del crimen. Y hoy, con otro nombre, su linaje, nombre señero del Sindicato del Crímen, seguía existiendo.

Abrió los ojos. Recordó cómo se llamaban los bombones eslavos con los que compartía sofá. La tetona de la derecha de ojos azules y cabello castaño se llamaba Katia. Y el ser angelical, de cara de manzanita, no menos dotado, pero de ojos de color café y cabello rubio, se llamaba Erika. Miró a Erika, miró a Katia. Besó a Erika, y besó a Katia. Eran realmente dulces y encantadoras. Además, excelentes cocineras y compañeras. Lo mejor para el mejor. El único hombre que respetaba el todopoderoso alcalde de Fauxness y que hacía a más de uno en esa ciudad temblar de pavor. Yuri Faustin Filorov. De padre mafioso y ruso y mamá hija de un congresista demócrata por Massachussets y proveniente de diez generaciones de irlandeses. Se casaron por amor, pero nunca la Mafia del Este de Europa ni la Irlandesa habían conocido unión más perfecta y maravillosa para los malévolos intereses de unos pocos.

Man is fire. Woman is oakum. But they are both together in the same way because of the Original Sin that comdemned us to wander far away from Paradise, in this world of pain, anger and wrath. Women are those who send us out of paradise, because they seduced us due to the evil charmes of Eve. And because of Eve fault, all women must be subjected always to their husbands will in order to prevent them to be even futher from Glory and God's teachings and precepts. So Lord wanted it.—dijo con una sonrisa. En esas les dijo.— Esta y otras más eran las paridas que se tragaba mi abuelo en el seminario de Boston. Creo que el pater que dijo aquello nunca tuvo el honor de estar con dos encantos como vosotras.

Ambas rieron. Las besó otra vez. Erika se movió en su sitio y abrió el escote. Katia hizo lo propio. Ambas se lanzaron miradas asesinas entre sí. Yuri Filorov era uno de esos chicos que detestaban los enfrentamientos sin necesidad. Sabía que lo mejor era que en su banda todos se llevaran como hermanos, debido a que mañana podían estar muertos todos. Hasta esos dos bombones que desde hacía una semana besaban sus labios con la misma devoción que si besaran los pies de un santo podrían (quisiera Dios que no) estar desangradas y violadas después de muertas.

—Haya paz, nenitas. Vamos a estar juntos mucho tiempo, si Dios quiere. Katia, Erika, sois los grandes amores de mi vida. Nunca creí que iba a vivir para conoceros y amaros... A las dos. Por igual. Soís maravillosas. Os quiero mucho, tanto a la una como a la otra. Y quiero que sintáis un aprecio enorme la una por la otra. Sentios queridas, puesto que así seréis felices. Y ahora, ¿por qué no os dáis un beso entre vosotras? Al tíito Yura le haría muy feliz.

Tatiana tomó a una trémula Erika y posó sus labios sobre los suyos. Se sobaron para el regocijo de Mathew Filorov. En esas, Katia, desnudó a Erika y empezó a hacerle sexo oral. Erika, sumisa, empezó a practicarle una felación a su amado, mientras luchaba por no sucumbir de placer fácilmente ante las dulces caricias de la lengua de Katia. El joven Filorov sonrió y chilló a sus amigos al otro lado del pasillo:

—¡Dimitri! ¡Nikolai! ¡Me quedo con las dos! ¡Son maravillosas!

jueves, 5 de junio de 2014

Muy, pero que muy traviesa. [ERÓTICO]


Erika era una de mis mejores amigas. Al poco de enviudar, siempre me venía a visitar, alegrando el otrora feliz hogar que pretendí, hasta que el cáncer y la de la guadaña se confabularon y dijeron lo contario, construir con mi difunta Gloria. Llenar el vacío de Gloria era difícil. En vida, era elegante, dulce, cariñosa y una amante excelente, que había cuidado de mí como si yo fuese una de las joyas de la Corona Británica. Yo confieso que también cuidé de Gloria, pero, a pesar de ser médico, de poco me sirvió toda mi formación cuando Chris Lind, el oncólogo del hospital dónde trabajaba, le diagnosticó un cáncer ovárico en fase IV, con metástasis en varios órganos y que le quedaban meses de vida y que cualquier movimiento era vano. Quizás, en ese mar de desgracia en el que mi amor se ahogaba, lo único que me pareció un consuelo insulso fue cuando me dijo Gloria: "Richard, fóllame el culo. Sé que te he dicho a eso que no siempre, pero ahora todo es distinto". Cuando le pregunté si le dolería, se llevó las manos a su vientre, donde ese tumor crecía sin control y sonrió diciendo: " Esto me dolerá más que un polvo contigo".  

Hacía ya dos años que Gloria murió. Siempre me decía Gloria que no dudara en volverme a casar, que no era de esos chicos que debieran quedarse sueltos, que me había sentado bien. Y tras dos años, estaba allí, en aquel salón con las persianas bajadas desde el día que murió lo más bonito que me había pasado nunca. Erika había venido todos los días, de lunes a domingo, durante esos dos últimos años, para alegrarme la existencia. El trabajo y Erika ocupaban todo mi tiempo: no había nada más. La depresión que me había causado perder a Gloria me habían convertido en un personaje gris y sombrío, el cual no tenía amigos ni tenía nada que pudiera mínimamente rememorar que había más cosas en la vida que no fueran estudiar y Gloria.

Erika hacía siempre lo mismo cuando venía a mi casa. Primero, me hacía la comida y limpiaba y ordenaba un poco, sin reproche alguno, con una sonrisa. Luego, se sentaba a mi lado, en el mismo lugar en el que Gloria se sentaba, y hablaba conmigo. Luego me ponía la cena, hablaba otro rato y me dejaba acostado con un beso en mi mejilla. Cualquier hombre viudo desearía tener a Erika para que le cuidara y evitar a hacer una locura. Ella había soportado mi ira, mi impotencia, mi rabia por no haber podido hacer nada por Gloria, mi soledad más inmensa y no se había quejado. Erika, el angelito, venía metódicamente todos los días.

El día en el que se cumplieron los dos años de la muerte de Gloria, Erika había venido como siempre a casa. Mientras fregaba el suelo, la miraba con expresión perdida y me escapaba al mundo en el que nada de aquello pasó y Gloria y yo seguíamos juntos. Esa tarde me resultó imposible pensar en Gloria. Y era porque había otro pensamiento que rondaba mi cabeza: llevaba dos años sin entregarme a otra mujer. Lo ignoré y volví a mis recuerdos más felices, pero enseguida pensé otra vez en el sexo. ¿Cómo era entregar tu cuerpo a una mujer? ¿Qué sentía ella cuando tu miembro la penetraba? ¿Cómo era esa mirada de complicidad cuando te miraba tras haberse tragado tu semen tras una felación? No recordaba nada de eso.

Mis ojos se clavaron en Erika, que fregaba el suelo a mano. Era una rubia muy bonita, de elegantes bucles y ojos de color marrón, llenos de viveza y alegría de vivir. La miré de arriba a abajo. Si Gloria era elegante de figura, Erika era un auténtico bombonazo: bajita, tetona y con cadera, pero sin por ello dejar de ser una belleza. Si Gloria tenía un pecho pequeño, Erika era el sueño americano hecho busto de mujer: una talla 100 natural en la que cualquiera desearía meter la nariz. Su carita de manzana, preciosa, de adolescente, iba acorde a sus 26 años. Y esas manos elegantes, fregando el suelo, con unos movimientos enérgicos, hacían desear que le fregaran la cabeza al hermano pequeño. Y todo ello, con el encanto de una blusa blanca empapada en el sudor de un junio caluroso. Mientras, la lencería negra actuaba, en su busto, como una Presa de las Tres Gargántas para contener aquel frenesí anatómico. 

Sentí, por primera vez en dos años una erección. Inconscientemente, me había embobado mirando a Erika y Erika me sonrió. ¡Por Dios, qué sonrisa más bonita! Era un ser venido de otro mundo. Tenía el sex-appeal de una mocosa y la inocencia de una santa. En ese momento, ella acabó de fregar y se desabrochó el botón de la blusa.
—Hace calor aquí, ¿no? Voy a poner el aire...
¡Hostia si no hacía calor, Erika! Si ya eres una bomba de relojería, ver tu numerito de Miss Junio había puesto mi mente a pensar maneras de proponerte un episodio de sexo desenfrenado sin que te asustaras como un conejito. Mientras, me perdí en la visión de su culo, realzado por los tacones de diez centímetros que se solía poner para ir a trabajar en la directiva del hospital. Me mordí el labio inferior. Debía ser fuerte: cuando Erika se marchara, me haría una paja que haría historia, dejando marcas imborrables en mi colchón, como la de la sangre de cuando saqué de niña a Gloria. Erika se acercó a mí y me preguntó:

—¿No quieres salir a dar un paseo? ¿Ir a cenar? Vamos un momento a mi casa y me cambio y me pongo algo más elegante. Además, salir con una persona te hará recordar qué era vivir en sociedad. No puedes vivir enjaulado siempre.
—Erika, ¿te importa que hoy, como hemos hecho estos dos años, socialicemos en casa? Hace mucho calor ahí fuera...

Erika sonrió y no tuvo inconveniente en volver a sentarse. Era lógico si pensamos que Erika De Vries había sido enfermera antes que directiva y tenía una abnegación por las personas infinita. Sin embargo, sus ideas revolucionarias y eficaces como gestora la había catapultado de planta a los despachos. Se sentía genial cuidándome. Era como si yo equivaliera a todos los enfermos que no había cuidado en años. En ese momento, se sentó a mi lado y me dijo:
—¿Quieres hablar de algo?

Sus labios rosados se movieron de una manera increíblemente provocativa. Erika no pretendía seducir, pero su atractivo sexual subía enteros cuando Miss De Vries hablaba. Su voz era tan dulce y tan bonita... Se abrazó a mí. Su pecho blandito se posó sobre mi brazo. En ese momento, sentí que mi miembro se trempaba. Luché por no correrme encima. El tacto de su mano era tan dulce y tan lleno de cariño que no dudé en cogérsela. Erika no se lo tomó a mal. Sonrió. En esas me dijo al oído las palabras mágicas que catapultaron los acontecimientos:

—¿Sabes que me pareces muy guapo y que creo que eres un chico encantador?

Tomé a Erika de la cintura y la besé. La besé deseándola. Ella no oponía resistencia, como si hubiera estado esperando ese día toda su vida. Ella me devolvía suavemente los besos, llenos de lujuria, llenos de afecto. Sentía algo por mí. Amor, amor, amor, amor y amor. Hundí mis dedos en su pelo. Jadeé en su cuello. Adoraba sus bucles rubios. 

La senté en mi regazo y ella se dio cuenta de lo cachondo que estaba. Sin mas reserva abrió su blusa y, para variar, no llevaba un sujetador negro, sino un body que sujetaba su pecho sin necesidad de taparlo. "Ya decía yo que tenía demasiada tela negra encima", pensé. 

—¿Por... por qué me estás dando esto, Eri?
—Porque Gloria me pidió que cuidara de tí. Además, la cara de lobo que me has puesto hoy era impresionante. ¿Ni siquiera llamaste a una fulana para que te alegrara las pajarillas?
—No...
—Disfruta de mi, baby—dijo ella—. Porque quiero hacerte feliz todos los días. 

Sonreí por primera vez en dos años. En ese momento, mi boca fue a sus pezones. Gimió, pero yo me regodeaba en sus pechos. Ella ponía facilidades para que lo chupara. Me encantaba. En ese momento, ella empezó a acariciar mi polla por encima de mi pantalón. Se puso de pié y apartando el pecho de mis narices me dijo:

—Lo que te voy a hacer ahora te va a gustar más que chuparme las tetas, corazón.

¡Y vaya si cumplió su palabra! Sacó de la bragueta mi miembro y con sus labios de princesa de Sonatina, empezó una mamada suave, elegante, pero a la vez, distinta a las que me hacía Gloria. Era mucho más ardiente y más sexy. No en vano la madre de Erika era polaca y como buena eslava, era una fuerza de la naturaleza. 

Cuando mi pene estuvo bien empapado de saliva, fue rodeado por los pechos de ella. Con un movimiento rítmico suave, y con sus pechos llenos de saliva y a veces estimulado por su boca, mi pene se hinchó como nunca. Una cubana en toda regla. Erika me lanzaba miradas y me dijo:

—Córrete en mis tetas. Sin reserva alguna. Ya me limpiaras luego.

Dicho y hecho. Una explosión de dos años de celibato saltó en su escote. Semen, semen, y semen. Erika sonrió. Miss de Vries ahora mismo era una explosión de dulzura combinada con porno. Y eso me encantaba. Su manos fueron a dar con mi semen y se metió el semen en la boca, como si fuera el más exquisito manjar. Se chupó los dedos y lamió otra vez mi polla.  Erika mamó otra vez suavemente, se sentó en mi regazo y se restregó mi polla por la vagina. Mientras se la metía me ponía las tetas llenas aún de lefa en la boca. Me besaba también y yo cuando tuve mi segundo orgasmo en dos años  le dije:

—¡Te amo, de Vries!

Ese fue el inicio de mi segundo matrimonio. Nunca jamás sabré cuál es la Eri inocente ni cual es la buscona. Pero siempre me encantará su forma de proceder.

lunes, 21 de abril de 2014

Unas manos prodigiosas [ERÓTICO]




Moira era mi novia desde hacía ya varios años. Su madre era costurera y su hija iba para heredar una tienda que me devolvía a mi niña bonita con un bonito olor a detergente industrial con olor a lavanda. Sus manos eran una verdadera maravilla y había días que bajaba a verla sólo por el mero hecho de ver sus bonitas manos moverse como una centella. Moira me fascinaba en todos los aspectos: blancura de cal, ojos agua marina, color de pelo granate químico, bajita, esbelta y de poco pecho, pero de carita de manzana, y esas manos de alargados dedos de pianista que se movían con suma rapidez, sin hacer monótono su trabajo, sino algo fascinante. Ver a Moira juguetear con un bolígrafo, llevar el tenedor a la boca, hacer el crucigrama del periódico o tal vez mover la aguja era ya fascinante. Sólo con sus manos ya podía hacer todo un mundo. Luego Moira no solo estaba adornada de las virtudes de Aracne, sino también con un mundo interior que a cualquier chica le gustaría tener: Su inteligencia no era la más destacada de aquel colegio católico en el que estaba estudiando bachillerato (su madre jamás había logrado terminarlo puesto que quedó encinta de Moira), pero creo que era de otro tipo de inteligencia que la mujer moderna tiende a desdeñar puesto que la considera machista y falocrática. Me refiero a la bonita inteligencia natural, la misma que habitó en la materia gris de una reina como aquella que, con tenacidad de bulldog, levantó un imperio. Romántica, sensible, pero consciente de que una mujer debía comportarse con cierta categoría y no pedir imposibles a nadie, no ejercer de bruja manipuladora ni tampoco forzar a nadie a hacer algo que no quiera. Y eso lo había tenido claro desde muy niña, y no solo porque las profesoras laicas se lo ordenaran a las alumnas, sino porque también se lo pedía la razón.

Yo, que estudiaba ya en la universidad, estaba encantado con ella. Era un mundo diferente. Más joven, menos abierto, pero no menos maduro, ya que Moira le daba ese dulce deje de madurez que a las chicas de esas edades bisoñas, como los 18 abriles de Moira, les es difícil de tener. Probablemente porque Moira estaba ya mirando más hacia la tienda de su madre que hacia las ambiciones de sus compañeras. Y Moira la cogía con ganas porque le gustaba coser, le gustaba el tacto de la tela, el brillo de la aguja, el galope de la máquina de coser eléctrica. Era todo lo que había soñado. Y su madre, tan bella como su hija, aunque había insistido en que Moira fuera a la universidad, Moira estaba dispuesta a tomar las riendas de la tienda, aún cuando podría haberle ido bien sobradamente.

Una tarde, muy cerca de las ocho, harto ya de estudiar fármacos, fármacos y más fármacos, bajé a ver a Moira a la tienda. Estaban cerca de cerrar y quería despejarme hablando con una personita encantadora que era algo así como esa alma gemela que todo hombre debiera tener.

Moira estaba distraída en el mostrador. Estaba jugueteando con su móvil hasta que al oír el tintineo de la campana de la puerta que indicaba que tenían un cliente levantó los ojos y se puso ya casi en disposición de trabajo. El rostro de ella se iluminó cuando me vio aparecer.

Se lanzó a mis brazos. Era como un hada... Pequeñito, bello y agradable. Además, siempre se caracterizó por llevar siempre la ropa en su sitio y en perfecto estado. Una sencilla blusa y una falda vaquera hasta la mitad del muslo, cubierta con un delantal, eran su uniforme de trabajo esa noche.

—Mory, ¿que te cuentas?
—Nada, que hoy ha sido una tarde aburrida. Mi madre ha marchado al centro a comprar algunas cosas y yo me he quedado sola en la tienda. Sólo vino el señor Ferguson a buscar su traje y luego... viniste tú.

La besé con indescriptible dulzura. Tomé una de sus manos y entrelacé sus dedos entre los míos. La besé dejando que los segundos fluyeran poco a poco. Jugueteé con su cabello rojizo ondulado y siempre busqué esa mirada de complicidad que teníamos entre ella y yo. Ya estaba acostumbrado a besarla aún con el escaparate de la tienda abierto de par en par y viéndose de forma nítida el interior. Recordé que ese ángel era mi chica, así que empecé a juguetear con mis manos. Lo primero que hice fue acariciarle la espalda por debajo de la blusa.  Sonrió. Los besos se volvieron más apasionados. En ese momento, Moira se separa suavemente de mí y me dice:

—¿Me permites?

Acto seguido, se encaminó hacia la puerta y volteó el letrero de "abierto/cerrado" hasta la posición de cerrado. Acto seguido, se encaminó a la trastienda apagando todas las luces de la tienda menos la de la trastienda. Me tomó la mano y me llevó hacia allí.

En la trastienda tenían, aparte de la máquina de coser y setecientas mil bobinas distintas, cintas métricas, agujas, una cama de matrimonio grande. Esa cama era la que usaban para dormir en la tienda en caso de que tuvieran mucho trabajo. Moira jugueteó conmigo. En ese momento, ella, con infinita suavidad abrió su blusa, dejando ver un bonito sujetador negro. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba tendiéndola en la cama, despojándola del resto de su ropa. Tras quedar con un bonito conjunto de ropa interior negra, la contemplé... Jamás la había visto tan bella. Acaricié con las yemas de los dedos su sexo sobre sus elegantes braguitas. En ese momento jadeó y gimió. Tuve una erección al ver sus preciosas manos agarrarse a la colcha por puro placer. Pero antes de que se pusiera como una moto y quisiera más (una de las cosas que más me gustaba de Moira) le tuve que decir:

—Moira, no tengo preservativos aquí. ¿Voy a buscar uno?

Moira se incorporó y me dijo:

—Para darte cuartelillo no necesito grandes lujos. Túmbate, príncipe.

Obedecí y Moira se puso a mi lado. Parecía que tenía frío, puesto que se volvió a poner la blusa. Se bajó en sujetador para que le viera el pecho y de un abrazo la acerqué a mí y me llevé sus pezones a la boca. En ese momentó, noté que algo se movía entre mis piernas y era la mano de Moira sacando mi pene. Acto seguido, esa mano blanquecina empezó a tocarme con suavidad, mientras yo besaba a Moira con fuerza y con placer... Siempre había soñado que Moira me hacía una bonita paja, porque tenía esas manos de ángel. Las manos de ella se movían siempre como yo quería. Me conocía ya. Ví las yemas de sus dedos acariciando con suavidad mi glande y apretándose contra el cuerpo del pene, mientras entrecerraba los ojos entre un inmenso placer. Moira de vez en cuando me movía la cabeza, pensando en que era buena idea besarme con suavidad, con dulzura mientras su mano sacudía, con cada vez más furia, el hueso divino de cuyo esperma brotan los ángeles.

Diez minutos así, y me llegó el momento del clímax. El semen brotó como un volcán y yo jadeé como una colegiala tras perder la virginidad. Jamás había tenido un orgasmo. Moira en ese momento, miró la mano suya. Estaba llena de semen blanco, espeso, abundante... Empezó con una elegancia de gato a lamerlo para complacerme. Acto seguido, se lo tragó.

Pasamos otro rato así besándonos, ya vestidos, tendidos en la cama. En ese momento, apareció la madre de Moira:

—Moira, ¿ha venido mucha gente?
—Nada más que el señor Ferguson y Lillian, mamá.
—Hola, señora—respondí.
—Moira, veo que os apetece un poco de intimidad... ¿Tienes mucho que estudiar esta noche, Lillian?
—No, señora.
—Llévate a mi hija a cenar y luego a dormir contigo. Seguro que tantas horas solo encerrado en una habitación hacen apetecible estar un poco acompañado y tener una mano amiga...

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